Almeida resurge sin mancha del 'caso mascarillas' un año después del escándalo

Pero el auto iba más allá, al menos en lo que al Ayuntamiento de Madrid se refería. Aunque el juez reconocía «la laxitud en los controles en la contratación» (único reproche al consistorio en toda la investigación), el texto declaraba oficialmente al ayuntamiento como víctima, que no copartícipe, de «la estafa agravada» de la que se acusa tanto a Medina como a Luceño.

Aunque el auto de esta semana, sin duda, fue una excelente noticia para el equipo José Luis Martínez-Almeida, lo cierto es que en el Palacio de Cibeles hacía meses que ya respiraban aliviados, sabedores de que la investigación no les iba a salpicar porque todos los indicios y pruebas, como luego ha certificado el juez, apuntaban a que Medina y Luceño ocultaron al ayuntamiento su «nula experiencia en temas de material sanitario», así como el hecho de que sus comisiones alcanzaran «un 60% en el caso de las mascarillas, un 81% en el de los guantes de nitrilo y un 71% en el de los tests».

Las últimas encuestas coinciden en situar a Martínez-Almeida al borde de obtener la mayoría absoluta en las elecciones municipales del próximo mayo y nadie duda, ni siquiera los más optimistas de la oposición, de que volverá a ser el alcalde de la capital de España. Nadie se acuerda de las mascarillas, pero hace justo un año, el abril de 2022, el panorama era bien distinto.

La denuncia de Anticorrupción por aquellos contratos acabó de llevar a los infiernos a Almeida, que por entonces ya lidiaba con un importante deterioro de imagen al haberse visto su equipo envuelto en el supuesto espionaje a Isabel Díaz Ayuso, hasta el punto de que tuvo que cesar a Ángel Carromero, su entonces mano derecha en el consistorio, y al que muchos señalaban como el cerebro detrás de la conspiración para acabar con Ayuso a cuenta del contrato de las mascarillas de su hermano con la Comunidad de Madrid.

Además, Almeida luchaba por entonces por sacudirse el marchamo de 'casadista' a pesar de que desde agosto de 2020 era el portavoz nacional del PP por su estrecha amistad a Pablo Casado, quien el 2 de abril de 2022 se había visto obligado a abandonar la presidencia de los populares por el supuesto espionaje a la presidenta madrileña.

En Cibeles todavía el recuerdo de aquellos convulsos días provoca escalofríos... Aquel jueves 7 de abril de 2022 en el que Martínez-Almeida, acosado por sus propios silencios, tuvo que comparecer para repetir hasta la saciedad que el Ayuntamiento de Madrid y el Gobierno municipal habían sido «estafados» y «perjudicados» en unos contratos que suscribieron todos los grupos municipales.

Y la Semana Santa del año pasado, el peor calvario con un goteo continuo de noticias de un sumario que se filtró justo las horas antes de las vacaciones. Y el famoso «pa'la saca» que Luceño escribió a Medina en un correo electrónico felicitándose por el pelotazo que habían dado con los contratos en las jornadas más oscuras del confinamiento.

Los esfuerzos del equipo de Almeida por capear aquel maremoto de Pascua fueron baldíos, pero el tiempo fue dando la razón al regidor. Tras las primeras semanas de titulares, la investigación ya apuntó que el primo del primer edil, Carlos Martínez-Almeida, solo facilitó al hijo menor de Naty Abascal el correo genérico con el que contactar con Cibeles y que nadie del consistorio movió un dedo por favorecer a los dos comisionistas.