El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán EP

Colorín colorado

ENTRE LÍNEAS ·

La legislatura de la 'amnistía' pende solo de un hilo que obedece a una alianza de intereses entre Sánchez y Junts aún muy condicionada por las desconfianzas

Alberto Surio

San Sebastián

Domingo, 21 de enero 2024, 00:16

El dictamen de los letrados del Congreso, sembrando algunas serias dudas sobre la constitucionalidad de la futura ley de amnistía, ha encendido todas las alarmas. El peligro que parecía desactivado tras un primer informe, que no veía riesgo de inconstitucionalidad en el debate, ha reaparecido ... con virulencia y ha dado munición al PP para volver a exigir la retirada de la iniciativa. Los letrados han puesto el foco sobre los flancos más vulnerables del proyecto al señalar que hubiera sido necesaria una reforma constitucional, y no una ley singular, y al observar riesgos de desajuste con el ordenamiento jurídico de la Unión Europea.

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La opinión de los juristas ha caído como un verdadero mazazo e ilustra la carrera de obstaculos de esta compleja legislatura. Ya no se trata solo de que la oposición haya declarado una guerra sin concesiones al Gobierno de Sánchez. Parte del poder del Estado, incrustado en la estructura judicial y la alta administración, marca posiciones distintas a la actual mayoría de investidura. El ministro Félix Bolaños insiste en que la norma es impecable, pero habrá que ver cómo termina el trámite de enmiendas.

El proceso de discusión previa ya reproduce serias tensiones que no estaban escritas de antemano en el guion. En concreto, Junts sigue subiendo el listón de sus exigencias para reafirmarse en que su apuesta no es dócil con el PSOE, ni está subordinado al mismo. Lo hace, sobre todo, para desgastar a ERC. Aunque también para proteger a Carles Puigdemont. Junts quiere blindar la ley de cualquier resquicio que pueda ser utilizado. Su desconfianza es máxima.

El papel de Junts al presentar enmiendas propias que extienden la amnistía a los encausados por delitos de terrorismo -dirigidos a quienes fueron investigados tras las convocatorias de los CDR y de Tsunami democrátic- puede que no quede más que en un ejercicio de voluntarismo porque no han sido pactadas con el PSOE. Es muy dudoso que, a pesar de todo, los herederos de Convergència terminen por votar en contra y echen por tierra la iniciativa.

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Pero la situación política ofrece otra cara con los efectos colaterales de la denominada 'operación Cataluña' que investiga judicialmente la presunta creación de una 'policía patriótica' en tiempos del último gobierno del PP que se encargaría de fabricar informes y pruebas falsas para perseguir e incriminar a dirigentes independentistas. Se trata de un escándalo en toda regla que aún va a perseguir políticamente al PP mientras no se produzca por parte de la dirección que dirige Núñez Feijóo de una autocrítica muy profunda y muy seria sobre aquella ofensiva desde los aparatos del Estado. El PSOE lo sabe y por eso intenta convertir la 'operación Cataluña' en un cortafuegos de la estrategia del PP para frenar su discurso de acoso al Ejecutivo.

El maximalismo de Junts, que necesita estar continuamente exhibiendo las concesiones que arranca al Gobierno PSOE-Sumar, abre un frente muy problemático en sus relaciones con el Partido Socialista que solo el talante de Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE, parece reconducir. Es innegable que el factor humano influye en las relaciones políticas. El secretario general de Junts, Jordi Turull, aprecia el perfil de Cerdán a la hora de garantizar una interloución honesta, no exenta de dificultades, pero directa y fluida. La legislatura pende de un hilo fino que se tensa continuamente. Aunque la apuesta de Junts para sacar adelante la ley de amnistía es la única garantía real de que no tiene una alternativa solvente delante. Eso sí, pensar que en esas reuniones con Junts y ERC el socialismo español va a avanzar en el pacto de un referéndum de autodeterminación en Cataluña supone desconocer la relación de fuerzas y exhibir una estrrategia de presión que supera por completo el principio de realidad. Por eso las palabras de Turull -si no hay avances en el referéndum colorín colorado a la legislatura- demuestran una enorme arrogancia y una extraña gestión de las expectativas.

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