Alberto Garzón se despidió ayer de la ejecutiva de Izquierda Unida reivindicando un legado de «unidad» y vaticinando que su formación, a cuyo liderato ascendió en 2016, jugará un «papel imprescindible» en la construcción del proyecto de unidad que pretende armar Yolanda Díaz en el ... primer trimestre del año que viene. Dos deseos que le han obsesionado durante su carrera política, siempre precoz desde que se convirtió con 26 años en el diputado más joven del Congreso en 2011. Fue al calor de las acampadas del 15-M, donde pasó a ser uno de los rostros más populares de unas protestas que en su partido veían con recelo –el entonces dirigente Cayo Lara fue abucheado cuando visitó una de ellas–, por sus contundentes intervenciones mediáticas. Con el abandono de sus cargos y de la política, los protagonistas de aquel mayo cargado de promesas de cambio se borran de la vida parlamentaria española.
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Economista de profesión, nacido en Logroño pero criado en Málaga, su ascenso fue paralelo al de Pablo Iglesias. Pocos meses después de llegar a la dirección de IU, cerró con el líder de Podemos el célebre pacto de los botellines, conocido así por los quintos de cervezas que sostenían en la foto en la que lo anunciaron. El acuerdo, con contestación interna dentro de IU por el riesgo de quedar diluido dentro del partido morado, derivaría en la creación de Unidas Podemos (primero fue Unidos Podemos). Una organización concebida como «una máquina de guerra electoral» que estuvo a punto de dar el sorpaso al PSOE en las generales del 26 de junio de 2016 –con 5.087.538 votos se quedó a poco más de 300.000 papeletas de los socialistas–.
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Miguel Ángel Alfonso
Tras la repetición electoral del 10 de noviembre de 2019, lograron «asaltar los cielos» aunque no se impusieran en las urnas al entrar en un Gobierno compartido con el PSOE como fuerza minoritaria. Garzón y Yolanda Díaz se convertirían en los primeros ministros comunistas desde la Segunda República. Él, al frente de la cartera de Consumo; la líder gallega, de Trabajo, que sigue ostentando tras la formación del nuevo Ejecutivo, al que ya no pertenece el exlíder de IU.
Su paso por el Gobierno estuvo marcado por una acción limitada por las competencias de su cartera –la de menor dotación de las 22– y salpicado por episodios polémicos. Recibió duras críticas de la oposición y fue desautorizado por sus compañeros socialistas de gabinete tras asegurar en el diario británico The Guardian que la carne de macrogranja era «de peor calidad» que la de ganadería extensiva, «más sostenible».
Cuando Iglesias designó a Díaz su sucesora al frente del espacio político de Unidas Podemos, Garzón –que mantuvo una fuerte pugna con la líder gallega en 2019 por defender que se facilitara la investidura de Sánchez tras las generales del 28-A sin entrar en el Gobierno– se alineó desde el principio con Sumar, mientras los morados se alejaban paulatinamente de ella. Tras su marcha, IU apuesta por abrir ahora «un debate sin prisas» con Díaz para sellar una organización «que acabe con el complejo de 'La vida de Brian'», la alusión de Garzón a la película de los Monty Phyton que se carcajeaba de las facciones políticas.
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