Adolfo Carretero. Efe

Adolfo Carretero, la trastienda del interrogatorio a Elisa Mouliaá

El juez del agresivo tercer grado a la denunciante de Errejón fue avisado días antes de las declaraciones de que su juzgado podría convertirse en un «plató televisivo», pero hizo caso omiso: «Soy como soy»

Domingo, 26 de enero 2025, 00:07

El pasado 16 de enero, en la puerta principal de acceso a los juzgados ordinarios de Madrid, ubicados en la Plaza de Castilla, dos instantáneas coincidieron en el tiempo. Por un lado, un nutrido grupo de periodistas, cámaras y fotógrafos se arremolinaron alrededor de Elisa Mouliaá ... y de su abogado Alfredo Arrién. Ambos comparecieron ante los medios para valorar la declaración de la actriz en el marco de la denuncia presentada contra Íñigo Errejón, exportavoz de Sumar en el Congreso, por presunta agresión sexual.

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Mientras los informadores forcejeaban en la melé para captar el testimonio de Mouliaá, a escasos diez metros abandonaba su lugar de trabajo un hombre que portaba gabardina larga de color negro, gafas de sol y un maletín. Caminaba a paso tranquilo, pasando desapercibido. Casi nadie de los presentes supo entonces que se trataba de Adolfo Carretero, el juez que instruye la causa y auténtico protagonista de los interrogatorios. Un «pata negra» de 67 años, hijo y hermano de magistrados, cuya popularidad en los juzgados madrileños llega desde los agentes de seguridad hasta el personal de la limpieza.

Le conocen como «el del 47» por el número de juzgado de instrucción que dirige desde hace 15 años. Y su estilo «excesivo y un tanto intransigente», amplificado ahora con el 'caso Errejón' o tres años antes en el 'caso mascarillas', que afecta a Luis Medina, hijo del duque de Feria, ya es de sobra conocido por quienes le han tratado. «Lo tiene todo menos la templanza y no toma distancia cuando coge un caso con ganas. En su juzgado hay que contestar a sus preguntas si quieres tener una opción de archivo», describe un abogado que lo ha padecido en sus carnes.

Por lo tanto, su irrupción mediática por el interrogatorio a Mouliaá no ha pillado por sorpresa a quienes conocen su estilo. «Ha sido muy agresivo. El tono, las interrupciones. Cuando se difunda el vídeo va a ser un escándalo». Las proféticas palabras sobre el comportamiento de Carretero salieron de alguien presente en el interrogatorio a la denunciante. Fue en un descanso, tras finalizar su comparecencia, cuando se avanzó el protagonismo de este erudito en historia del derecho, cuya tesis doctoral sobre las amenazas fue calificada con Summa Cum Laude.

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Cinco días después, el pasado lunes, cuando se filtraron los vídeos y se evidenció el papel del juez, la polémica estaba servida. La ola de indignación fue creciendo. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, reprochó la «revictimización» a la que había sometido Carretero a Mouliaá. Luego se supo que el buzón de denuncias del Consejo General del Poder Judicial habían entrado más de 900 quejas en solo 48 horas y que se abría una investigación interna para examinar su actuación.

Desde columnas de opinión le tacharon de «sádico». Y este viernes la ministra Margarita Robles puso el broche. «Sentí bochorno por la falta de empatía, más aun cuando se trata de una mujer que está denunciando una presunta agresión sexual», recriminó la magistrada en excedencia.

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«Una filtración delictiva»

Para Carretero, el escándalo se debe «exclusiva y únicamente por la filtración delictiva de los vídeos de las declaraciones». «Sabía que podía pasar, pero no contaba con que iba a hacerse a las 24 horas. Esto parece un teatro. Todo el mundo opina, pero muchas personas no saben lo que es una declaración judicial», lamentó en una comparecencia telefónica este viernes en Espejo Público, de Antena 3, y ayer reiteró en declaraciones al diario ABC.

Se trata así de cargar de razones cuando califica de «teatro» lo sucedido. Si bien es cierto que ni los abogados personados ni la propia fiscal «prestaron queja alguna» tras las comparecencias. «Hasta Mouliaá –defendió él– ha dicho en televisión que 'Don Adolfo me ha tratado bien y me ha entendido lo que le he dicho'». También lo expresó la propia actriz cuando salió de la sala de declaraciones, como pudieron comprobar tres periodistas presentes en el pasillo del juzgado.

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Dicho esto, fuentes jurídicas confirman que Carretero fue advertido días antes de los interrogatorios de que no se trataba de una causa más, ni por los protagonistas ni por los hechos investigados. Y le avisaron de que su juzgado podría convertirse en un «plató televisivo», de las previsibles filtraciones de los vídeos, la necesidad de que atemperara su carácter y que si no lo hacía podía salir perjudicado. Pero la respuesta a los consejos de su interlocutor fue clara: «Te escucho, pero voy a seguir siendo como soy».

Hoy se considera víctima «de un linchamiento brutal mediático como no ha pasado a ningún juez independiente» como él y ha pedido amparo al gobierno de los jueces porque se ve «presionado». Pero lo único cierto de este asunto es que fue advertido de lo que podía pasar e hizo caso omiso.

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