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Diez años de la abdicación del rey Juan Carlos, así se fraguó el último gran asunto de Estado

Diez años de la abdicación del rey Juan Carlos, así se fraguó el último gran asunto de Estado

Zarzuela y el Gobierno de Rajoy diseñaron al milímetro y en secreto, con la complicidad del PSOE de Rubalcaba, el cambio en la jefatura del Estado, de cuyo anuncio se cumplen diez años este domingo

S. Rodríguez

Sábado, 1 de junio 2024

Aquel lunes saltaron todas las alarmas. La reaparición de don Juan Carlos en el acto solemne de la Pascua Militar de 2014, la tradicional apertura del curso castrense que todos los años se celebra el 6 de enero en el Palacio Real, tras una convalecencia de dos meses por la operación –otra más– de su cadera izquierda, no fue la esperada. Se vio a un Rey fatigado, débil y, por momentos, desorientado; a un jefe de Estado que, recién estrenados los 76 años, tuvo serios problemas para leer su discurso: confundió cumplimiento por sufrimiento, milicia por familia. Errores que fuentes de la Casa Real se apresuraron a achacar a una inadecuada iluminación de las hojas sobre el atril móvil. Don Felipe le observaba serio, con gesto de preocupación. Lo que pocos se imaginaban entonces es que aquella iba a ser la última Pascua Militar de don Juan Carlos, que la decisión de abdicar de la Corona ya estaba tomada. Solo él la conocía.

El hoy rey emérito la venía madurando desde hacía dos años, pero dicen que fue aquel 5 de enero en el que sopló velas en Londres cuando se dijo «hasta aquí». La caída en Botsuana que sacó a la luz su relación con Corinna Larsen, que dibujó a un monarca cazando elefantes cuando España atravesaba los meses más duros de una crisis económica que a punto estuvo en acabar en rescate europeo, fue uno de los motivos que le empujó a dejar la Corona. El 'caso Nóos' que afectaba de lleno a su yerno Iñaki Urdangarin y a su hija la infanta Cristina, y la ola de abdicaciones que llegó en 2013 a Europa, con el adiós de la reina Beatriz de los Países Bajos y el rey Alberto de los belgas, hicieron el resto. A eso se unió la racha de cuatro operaciones que se sucedieron desde aquel 14 de abril de 2012 en que se fracturó la cadera lejos de España, y que le obligaron a pedir disculpas públicas –«lo siento, me he equivocado. No volverá a ocurrir»– . Y eso que entonces no había aún sombras de sospecha sobre sus finanzas.

A finales de enero de 2014, a unos días del 46 cumpleaños del príncipe Felipe, el rey Juan Carlos le comunicó a su hijo –y al resto de la Familia Real– su intención de dejar el trono. Era una decisión firme, analizada con sus más estrechos colaboradores, en ningún caso improvisada. «La crisis ha despertado la necesidad de un impulso de renovación, de superación, de corregir errores», confesó él mismo cuando apareció ante las cámaras el 2 de junio de 2014 para explicar a los españoles el paso dado. «Hoy merece pasar a la primera línea una generación más joven, con nuevas energías», aclaró.

El calendario electoral también influyó en su decisión de abdicar de la Corona aquella primavera, tras las europeas, unas elecciones en las que el bipartidismo pasó de 47 escaños en 2009 a 30 en 2014 –de un total de 54– y en las que Podemos irrumpió con cinco sillones en el Parlamento Europeo. Don Juan Carlos era consciente de que si no lo hacía entonces tendría que esperar casi dos años, porque en 2015 se celebrarían cuatro procesos electorales –elecciones en Andalucía, autonómicas y municipales, comicios en Cataluña y generales–, cuyos resultados inciertos podrían dibujar un Parlamento fragmentado que complicaría el procedimiento necesario –la aprobación de una ley de abdicación– para dar soporte jurídico al cambio en la Jefatura del Estado. Además, en ese momento estaba Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del PSOE, lo que garantizaba el respaldo de los socialistas al relevo en la Corona.

«Me viene fatal»

Fuera de Zarzuela, Rubalcaba fue la segunda persona en ser informada de los planes del rey Juan Carlos. Él mismo le telefoneó la tarde del 2 de abril y le citó en su despacho para la mañana siguiente. Con ellos, el jefe de la Casa, Rafael Spottorno. «Me viene fatal, pero no me iré sin dejarlo solucionado», le dijo. Rubalcaba tenía previsto dimitir como secretario general del PSOE y diputado antes del verano.

Mariano Rajoy conoció las intenciones de don Juan Carlos el 31 de marzo, tras el funeral de Estado por Adolfo Suárez, fallecido ocho días antes. Se puso en marcha el mecanismo de sucesión en la Corona, del que también se hizo partícipe a los expresidentes Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez, así como a Susana Díaz, a petición expresa de Alfredo Pérez Rubalcaba.

Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno, y Jaime Pérez Renovales, subsecretario de Presidencia, fueron los encargados de diseñar el marco jurídico de la abdicación, la primera que se producía en España en una monarquía reinante desde hacía casi tres siglos, cuando el fundador de la dinastía Borbón en España, Felipe V, dejó el trono en 1724 por motivos de salud. Para hacer efectiva una decisión histórica, en realidad solo fue necesario redactar una ley orgánica de apenas una treintena de palabras y de artículo único: abdicación de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I de Borbón.

Ya solo quedaba decidir el momento de compartir con la ciudadanía el último gran asunto de Estado de esta década, dejando a un lado la aplicación del artículo 155, con los votos de PP y PSOE, para aplacar el desafío independentista catalán. Junio fue el mes elegido, que se hiciera el día 2 lo fijó las circunstancias. La noticia ya corría por fuera de los muros de Zarzuela, se dice que por filtraciones del entorno de Aznar y Zapatero. Y ese primer lunes de junio toda la Familia Real se encontraba en España.

A primera hora de aquella mañana, Rajoy acudió a Zarzuela, donde don Juan Carlos le leyó el texto que había escrito para comunicarle su deseo de abdicar. A las 10:30 horas, el presidente del Gobierno, en una intervención sin preguntas, soltó la bomba informativa y, horas después, fue el propio Rey quien, a través de un mensaje grabado, anunció su adiós tras casi cuatro décadas sosteniendo la Corona. «Quiero lo mejor para España, a la que he dedicado mi vida entera», dijo.

La ley orgánica que hizo efectiva la abdicación quedó aprobada el 11 de junio en el Congreso con 299 votos a favor, 19 en contra y 23 abstenciones. Y el 17 de junio, el Senado le dio luz verde con 233 votos a favor, 5 en contra y 20 abstenciones. Al día siguiente, en el Palacio Real, don Juan Carlos sancionó su última ley: la de su abdicación.

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