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efe
Jueves, 2 de marzo 2017, 11:30
La mujer que abandonó en julio de 2015 a su bebé recién nacido en un contenedor subterráneo de Mejorada del Campo ha reconocido los hechos en el juicio y ha manifestado que se siente "muy arrepentida", declarando entre lloros que en ese momento no era ... ella y que se dio cuenta de la gravedad ya en prisión.
Catalina D., que tiene otros tres hijos -de 13, 6 y 5 años-, se ha sentado en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Madrid visiblemente afectada y ocultando su rostro con la capucha de un anorak negro.
En su última palabra, se ha arrodillado ante el tribunal. "Pido perdón. Estoy muy arrepentida. No sé qué me pasó por la cabeza. No quiero perder a mi niño", ha dicho desconsolada ante el tribunal, que ha dejado el juicio visto para sentencia.
La fiscal le acusa de un delito de asesinato en grado de tentativa, del artículo 139 del Código Penal, con la agravante de parentesco. Inicialmente, pedía 27 años de cárcel pero con la última reforma del Código Penal la pena máxima serían 15 años.
En su informe, la fiscal ha destacado "la brutalidad" de los hechos y ha interesado que a la vista del reconocimiento de los hechos se le condene a 14 años de cárcel, rebajando un año, e inhabilitación absoluta. Además, ha pedido que se le retire la patria potestad de su hijo y se le prohíba acercarse al menor durante un plazo de 24 años.
No era ella
En su declaración ante la Sección Primera, ha indicado que ocultó su embarazo y que el día de los hechos cuando el pequeño no llegaba al mes de vida lo metió en una bolsa de deporte, depositándolo en un contenedor situado a dos metros bajo tierra. Antes de ello, le dio un biberón para evitar que llorara.
A preguntas sobre si era consciente de que el bebé podría fallecer, ha dicho que en ese momento no era ella. Sin embargo, los expertos no determinaron que tuviera alguna alteración psicológica. "Tras estar en la cárcel, me he dado ahora cuenta del daño tan grande que hice", ha dicho entre sollozos. Una de las médicos forenses que examinó a la procesada ha comentado que ésta le dijo que lo hizo al "no tener otra opción" y que sólo la preocupaba la reacción de su esposo.
A preguntas del tribunal, su marido ha afirmado que le ocultó el embarazo y el día de los hechos no le dijo nada sobre el bebé. Su declaración, en la que ha ocultado su rostro con una capucha, se ha prolongado solo durante unos minutos.
Tras él, ha comparecido el vecino que cuando estaba paseando a sus perros escuchó al bebé, pensando al principio que era un gato. "Dimos golpes en el suelo y empezó a llorar. Llamamos a la Policía, pero no se podía hacer nada hasta que no llegara el camión para sacar el contenedor subterráneo. Había una bolsa sospechosa", ha relatado.
«Ese día se venció a la muerte gracias a todos»
Carlos Rodríguez y Andrés Moyano, los guardias civiles que salvaron de la muerte al bebé, han relatado este jueves su heroicidad y los momentos de angustia que vivieron hasta que llegaron al Hospital de Coslada. "Ese día se venció a la muerte gracias a todos". Así lo ha afirmado el guardia civil Ándres Moyano, quien condujo el vehículo de la Benemérita que trasladó al bebé al tiempo que su compañero Carlos Rodríguez le reanimaba al quedarlo "un hilo de vida".
Ambos han querido recordar la emoción vivida el 15 de julio de 2015 ante los periodistas congregados a las puertas de la Audiencia Provincial de Madrid. Lo han hecho tras declarar en el juicio que se celebra contra la madre, quien ha mostrado al tribunal su arrepentimiento.
Rodríguez ha narrado que estuvieron 25 minutos desde que llegaron al lugar donde Catalina D. arrojó a su bebé. Se trata de un contenedor soterrado ubicado en la localidad de Mejorada del Campo. Necesitaron la ayuda de una grúa para extraer las numerosas bolsas de basura que estaban por encima de la que contenía al pequeño, de menos de un mes de vida. "Durante diez minutos estuvo llorando y luego su llanto se iba apagando. Cuando sacamos las bolsas, ya no lloraba. Una de ellas presentaba síntomas de que podría estar en el interior. La rasgamos y se veía una manita de bebé. Tenía un hilo de vida. Movía la boca y tenía los ojos abiertos", ha relatado.
Tras ello, salieron corriendo para coger el coche e ir al hospital. Los cinco minutos que tardaron fueron eternos. Yo estaba detrás reanimando al niño y mi compañero conduciendo. "Parecía que estaba en Ávila. Estaba viendo cómo se apagaba su vida y no podía hacer nada. La suerte quiso que lo encontraramos en el último momento. Rompió a llorar y nosotros con él. No reaccionaba al principio, pensé que se moría. Llegamos a tiempo al hospital", ha dicho.
Además, ha querido destacar que el niño había sido arrojado a un contenedor de 2 metros de altura y soterrado, con lo que la madre "buscaba que no sobreviviera en esa situación". "Eso era gravísimo", ha aseverado.
Su compañero ha indicado que cuando llegaron al hospital y les dijeron que el pequeño sobreviviría, se fundieron en un abrazo y rompieron a llorar. "Cada minuto contó para poder salvar su vida. Es emocionante. Nos acordamos un par de veces al mes de la angustia e impotencia que vivimos. Tenemos fe de que está en buenas manos y estaremos encantados de volverlo a ver cuando se pueda", ha agregado. Moyano quiso entonces que su hazaña quedara perpetuada en su piel y se realizó un tatuaje que da constancia de que "ese día se venció a la muerte gracias a la colaboración de compañeros, médicos y otras personas".
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