PAULA DE LAS HERAS
Lunes, 5 de diciembre 2016, 00:51
La gestora que dirige el PSOE desde el pasado 1 de octubre ya designó hace semanas a los miembros del grupo de trabajo que debe definir las bases de su proyecto político para los próximos años. La decena de personas encargadas de coordinar la tarea ... tan sólo ha celebrado, hasta la fecha, dos reuniones. Pero lo que aún no ha decidido la dirección del partido es qué hacer con el resultado de sus análisis. La idea original, cuestionada por los críticos, era aprobar el documento en una conferencia política previa al congreso federal, al que aún no se ha puesto fecha. Ahora, también hay miembros del sector oficialista que dudan de la conveniencia de organizar ese cónclave adicional.
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Los antiguos 'sanchistas', en este momento englobados fundamentalmente en un sentimiento 'antisusanista' (es decir, contrarios a la entronización de la presidenta de la Junta de Andalucía como próxima secretaria general), siempre han creído que tras el propósito de elaborar una nueva ponencia marco se escondía la intención de retrasar el congreso que ha de elegir al líder del partido. Y que tras el empeño en no convocar el máximo órgano socialista hasta junio está la creencia de que el tiempo irá apagando en los militantes la llama de la indignación ante la «traición» de dejar gobernar al PP.
Los socialistas ya hicieron una profunda revisión de su proyecto hace apenas tres años, uno después del último congreso ordinario. Alfredo Pérez Rubalcaba encargó coordinar la ambiciosa tarea al exministro Ramón Jáuregui, que ahora vuelve a estar -junto a la exsecretaria de Estado Luz Rodríguez, las exministras Rosa Conde y Matilde Fernández, la catedrática Amelia Valcárcel y los diputados Eduardo Madina, José Andrés Torres Mora, Rafael Simancas e Ignacio Urquizu- en el equipo de los 'pensantes'. Pero en la gestora entienden que las derrotas que ha seguido acumulando el partido desde entonces, el auge del populismo y la atomización del Parlamento obligan a volver a examinarlo todo en el contexto de la crisis de la socialdemocracia europea (que también existía ya hace tres años) y a no actuar de manera «precipitada».
El caso es que incluso en ese grupo de trabajo, que pretende apoyarse en una red de medio centenar de expertos sobre distintas materias, hay quien admite que organizar una conferencia política cuando hay que celebrar un congreso es poco práctico. En los congresos ordinarios se discute de liderazgos, pero también, obligatoriamente, de ideas (no así en los extraordinarios, en los que sólo se renueva la dirección). «Lo lógico es que la ponencia quede algo abierta para que los candidatos puedan modular algunos aspectos en función de cuál sea su modelo orgánico y su proyecto para el país», admite uno de los teóricos mencionados.
Proceso escalonado
En principio, Susana Díaz, sigue siendo partidaria, según fuentes de la formación, de que se cierre y se apruebe un documento en una conferencia de cuadros anterior al congreso en el que los militantes podrán elegir al líder mediante voto directo. La cita podría coincidir así con los procesos de renovación interna que sí van a celebrar el resto de partidos, sin más demora, a principios de año. Podemos ya ha activado la maquinaria para su II Asamblea Ciudadana; el PP reúne a su máximo órgano del 10 al 12 de febrero y Ciudadanos, el 4 de ese mismo mes.
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El presidente de la gestora, Javier Fernández, duda, sin embargo, de si no será más conveniente limitarse a organizar una serie de convenciones temáticas escalonadas en las que se debata la posición general del PSOE sobre asuntos como economía, educación, calidad democrática, libertades públicas o Unión Europea. Si no, dicen en su entorno, habría que implicar a toda la organización en un largo proceso de enmiendas por partida doble.
«El objetivo es hacer pedagogía y demostrar que somos capaces de hablar de asuntos que interesan a la gente y no sólo de nosotros mismos», aseguran. Esta semana, en la que han logrado colgarse la medalla de una subida del 8% en el Salario Mínimo Interprofesional, en la gestora están optimistas. Pero en el grupo parlamentario admiten que hará falta más para revertir el discurso de entreguismo al PP con el que empujan tanto Podemos como los críticos. Además, hay quien teme que la falta de dirección política y la presión de Pablo Iglesias pase alguna factura similar a la del episodio en el que el PSOE se vio forzado a cambiar su posición respecto a Jorge Fernández Díaz como presidente de la Comisión de Exteriores.
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La incógnita sobre si hay o no conferencia política como tal se resolverá a la vuelta de la Navidad, en el comité federal que se ha dejado para enero. Será el primero tras la dimisión de Pedro Sánchez en el convulso encuentro del 1 de octubre y la votación de la abstención para dejar gobernar al PP y evitar terceras elecciones en la cita del 23 de octubre. En origen estaba previsto que hubiera otro encuentro en diciembre, pero, consciente de que el clima interno es aún tenso y de que los críticos no desisten en reclamar que se convoque el congreso ya, la gestora prefirió darse una tregua.
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