El PSE gestionará las carteras de Trabajo, Vivienda y Turismo en el Gobierno de Urkullu

El tira y afloja ha sido desigual por la enorme distancia que separa ahora mismo a ambas formaciones en el número de parlamentarios. A pesar de esa diferencia, el PSE intentó asumir desde el principio el papel de apoyo necesario para su ahora socio, obligado a pactar para ofrecer en el segundo mandato seguido de Urkullu un proyecto estable. Se reedita así una coalición transversal y bicolor inédita desde 1998. Sabedor de su actual supremacía, el PNV, por su parte, ha tratado de marcar territorio, al margen de las cesiones habituales en las conversaciones para diseñar el Ejecutivo. Nunca lo hizo en público, pero la afirmación pronunciada en privado por un cargo jeltzale dejó muy a las claras la posición de cada uno en la mesa: «No se puede pretender pedir chuleta y pagar carne de falda». Dicho de otro modo, según el criterio de los jeltzales: no se pueden exigir carteras de rango mayor cuando los socialistas representan la cuarta fuerza en la Cámara de Vitoria.

De inicio, el PSE aspiraba a dirigir dos departamentos de máximo peso. Transportes, y Empleo y Políticas Sociales. El primero era muy codiciado por sus representantes en Gipuzkoa, que ya lo habían gestionado en la etapa del Ejecutivo de Patxi López. Sus delegados confiaban en que el TAV se incluyera esta legislatura en esa consejería -antes dependía de Medio Ambiente y Política Territorial-, lo que les hubiera permitido manejar un importante presupuesto y capitalizar un eventual impulso definitivo a la alta velocidad vasca. El segundo encajaba como un guante con una de las reivindicaciones más persistentes del PSE, la lucha contra la desigualdad. El reparto definitivo en el nuevo organigrama estará, sin embargo, alejado de las expectativas que manejaba el partido de Mendia al comienzo de las negociaciones. Los socialistas se harán cargo de tres carteras pero, excepto Turismo, los desgajes de algunas políticas relevantes en las otras dos áreas han restado algo de valor.

Fuentes conocedoras de las conversaciones entre ambas delegaciones aseguraron que, superado el escollo del debate del autogobierno y el nuevo estatus, el fin de semana ha servido para apuntalar los matices del renovado esquema de Gobierno. El andamiaje será continuista desde el lado jeltzale y se incrementará en dos o tres carteras respecto al último mandato para aligerar algunos departamentos que asumieron numerosas tareas en plena crisis económica. En su segundo periodo como lehendakari, Urkullu ha apostado por rodearse otra vez de su núcleo duro, compuesto por Arantza Tapia, quien ha dirigido Desarrollo Económico y Competitividad, una macrocartera que engloba Industria, Comercio, Turismo, Agricultura, Pesca e Innovación; Josu Erkoreka, portavoz del Ejecutivo y responsable de Justicia y Administración Pública; Jon Darpón, al frente de Sanidad; y Estefanía Beltrán de Heredia (Seguridad). Ricardo Gatzagaetxebaria, otro hombre de máxima confianza de Urkullu, lo deja por asuntos personales.

Las nuevas caras

Desde el PSE se aseguraba anoche que todavía quedan flecos en la definición de varias áreas de ciertos departamentos y también en su denominación. Incluso se barajaba la opción de fusionar Trabajo y Justicia. Los mismos medios señalaron que el partido aún no ha decidido sus consejeros para los tres departamentos, pero sí se caen de la terna de posibles la parlamentaria por Gipuzkoa Susana Corcuera y José Antonio Pastor, portavoz de los socialistas en la Cámara vasca. PNV y PSE han convocado hoy a su asamblea nacional y comité nacional, respectivamente, para explicar los pormenores del acuerdo y que éste sea ratificado. La aprobación es poco menos que un mero trámite habida cuenta de la cocina previa y de la necesidad de ambas formaciones de llegar a un entendimiento para garantizar la estabilidad de la legislatura.