Rajoy intenta compensar a los exministros con un puesto en el Congreso

El jueves pasado por la mañana, Rajoy mantuvo con ellos dos de las conversaciones más complicadas del proceso de formación del Ejecutivo. Fernández Díaz hacía tiempo que había comenzado a asumir su futuro más inmediato. Después de haber sido reprobado por el Congreso y estando bajo sospecha por las grabaciones en las que supuestamente buscaba casos de corrupción que imputar a los nacionalistas catalanes, no cabía duda de que su continuidad en el Consejo de Ministros habría sido interpretada por la oposición como una afrenta.

Pero en García-Margallo aún habitaba la esperanza. Conocida la decisión final, en el PP no tardaron en situar al exministro en la presidencia de la Comisión Constitucional. Fuentes populares entendían que era una manera de premiar sus servicios. Le dejará que tutele la reforma de la Constitución, si se abre ese debate, comentaban. Otras voces en cambio no veían que esta fuera la mejor opción cuando el hasta ahora titular de Exteriores ha presumido de tener en su cajón una propuesta de modificación de la Carta Magna elaborada al margen del PP.

Finalmente, la comisión quedará en manos del expresidente del Congreso, Jesús Posada, que estaba a cargo de la de Exteriores desde el inicio de la legislatura.