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Melchor Sáiz-Pardo
Miércoles, 6 de julio 2016, 09:09
Desnutrido, deshidratado, viviendo entre basuras y entre continuas palizas. Y sin ver la luz del sol durante dos años por decisión de su padre. La pesadilla terminó esta semana para un joven de 19 años de la localidad madrileña de Rivas Vaciamadrid cuando agentes de ... la Policía Nacional y de la Guardia Civil detuvieron al padre y liberaron al adolescente.
Los agentes tuvieron conocimiento de esta situación después de que la propia víctima enviara un mail pidiendo auxilio a la dirección atencionfamiliaymujer@policia.es, alertando sobre su situación. El joven también facilitaba un correo y teléfono de contacto de su hermana, quien confirmó los hechos.
De inmediato, la Policía avisó a la Guardia Civil, ya que el Rivas es demarcación del instituto armado, y se solicitó un mandamiento judicial de entrada en el domicilio al Juzgado de Instrucción de Arganda del Rey.
Cuando los funcionarios entraron a la casa, sus sospechas se confirmaron. El joven no había mentido. La víctima presentaba un cuadro de extrema delgadez, desorientación y secuelas físicas. Él mismo aseguró que sus lesiones eran consecuencia de las palizas que había recibido por parte de su progenitor,
El padre de la víctima, quien respondió de forma violenta a la actuación policial, fue arrestado.
La casa en la que el joven se encontraba retenido estaba protegida con rejas, aluminios y maderas que impedían que en ningún momento pudiese salir al exterior. Según se desprende de la declaración del liberado, su progenitor le propinaba fuertes palizas -que se sucedían a diario-, apenas le proporcionaba alimento para subsistir, le limitaba el acceso al agua potable y le obligaba a permanecer todo el día en el mismo habitáculo de la casa.
Además, todas las estancias de la vivienda se encontraban repletas de objetos inservibles, muebles rotos y bolsas de basura, llegando el elevado volumen de basura acumulada a dificultar el tránsito por pasillos y habitaciones.
Según informó el Ministerio del Interior, el arrestado tenía también problemas de convivencia vecinales debido a extrañas obsesiones y una posible enfermedad mental, creyendo que sus vecinos le envenenaban el agua y le producían radiaciones peligrosas, sintiéndose además perseguido por la mafia rusa.
La mujer y sus dos hijas
El hombre ya había retenido a su mujer y sus hijas hace tres años, aunque su esposa pudo escaparse y avisar a la Guardia Civil.
Así lo han indicado a Efe fuentes de la investigación, que han precisado que la mujer logró huir de la vivienda y acercarse al cuartel del instituto armado para alertar a los agentes, que liberaron a las hijas.
Las tres fueron trasladas a un Centro de acogida de la Comunidad de Madrid, mientras que el hijo optó voluntariamente por quedarse en la casa con su padre. Toda la familia es hinduista.
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