Marta Miguel y David Hernández en el Hospital Gleneagles de Kota Kinabalu (Malasia).

«Nunca hubo momentos de pánico, siempre mantuvimos la esperanza»

David Hernández explica durante una entrevista cómo logró sobrevivir durante diez días a la deriva junto a su pareja, Marta Miguel

Isaac Asenjo

Viernes, 13 de mayo 2016, 08:05

David Hernández, uno de los dos españoles desaparecidos en Malasia y recatados, ha contado durante una conversación telefónica cómo logró sobrevivir durante diez días a la deriva junto a su pareja, Marta Miguel.

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El español ha atendido a este medio desde el hospital de ... Kota Kinabalu (Borneo), donde pasará la noche allí para que se les practique alguna revisión. «Estamos con fuerza y alegres», ha manifestado. Aún no tienen fecha de regreso, aunque el padre de Marta ha hablado del 17 de abril, y la idea de estos dos jóvenes es de volver a Malasia para seguir aprendiendo. «Tenemos mucho que valorar. Volveremos en unos días a pedir perdón a nuestra familia por el susto y nuestra idea es la de regresar para seguir aprendiendo», asegura.

La pareja española, junto a la malasia Armella Ali Hassan, y el chino Tommy Lam, que viajaban con ellos, fueron rescatados por pescadores vietnamitas en aguas del Mar de China Meridional, a unos 370 kilómetros al oeste del lugar del que desaparecieron. Los cuatro viajaban en un barco de 12 metros de eslora de la isla de Balambangan a Kudat, en Sabah, un trayecto que se recorre en unas dos horas. En el momento del accidente, se encontraban de vuelta tras realizar una excursión en una zona llena de cuevas y cocodrilos donde poder llevar posteriormente a turistas para tener varias oportunidades de negocio.

El joven, de 29 años, ha explicado que «tuvimos la mala suerte de estar entre dos mares, llegó una ola grande, nos tiró y la barca dio varias vueltas...». «No nos dimos cuenta de que estábamos tan cerca de la costa, nos hubiera costado una media hora regresar, pero en esos momentos solo pensábamos volver a la embarcación y achicar agua. Se nos pasó el tiempo y se hizo de noche», cuenta este técnico electricista que vive en el país asiático.

Durante la charla, David asegura que «nunca tuvimos ningún momento de pánico, siempre mantuvimos la esperanza» y ha explicado la manera en la que han podido alimentarse y permanecer hidratados durante los días que permanecieron desaparecidos. «El mar fue generoso con nosotros. En la tercera noche nos metió varios peces en la barca y al menos pudimos darle unos bocados. Hasta el sexto o séptimo día no comimos nada más, hasta que se nos ocurrió comernos los moluscos que se adherían en el fondo de la embarcación. Y luego para beber, a Marta se le ocurrió vaporizar el agua de mar porque lo había visto en una película».

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Aprendizaje por casa y comida

Ambos españoles, como otros jóvenes de su edad, se marcharon de España hace unos meses en busca de nuevas oportunidades y terminaron en el Sudeste Asiático, un paraíso de playas de arenas claras, palmeras y agua azul turquesa en el que tras esta odisea inolvidable, han vuelto a nacer.

Tanto David como Marta colaboran en el Tommy's Place, en Tip of Borneo -en el norte de la isla- a cambio de alojamiento y comida, para conseguir experiencia y más adelante poder emprender. Él es técnico electricista y se encarga del mantenimiento en el hotel; ella Licenciada en Comunicación Audiovisual, realiza labores de comunicación y marketing en el resort.

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A David le soprende que no les hayan localizado antes porque durante esos días avistaron bastantes embarcaciones, incluso un avión. «Solo teníamos chalecos salvavidas y nuestras voces, nada más. Aunque tarde o temprano sabía que llegarían por nosotros», relata.

Ha destacado el extraordinario trato que han recibido por parte de la tripulación del barco vietnamita que les rescató y agradece el despliegue realizado por las autoridades españolas y malayas para su búsqueda. «Pensábamos que nadie se había preocupado por nosotros, hemos visto todo lo contrario en cuanto nos han rescatado. Tenemos que dar las gracias a mucha gente».

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El madrileño ha confesado que tanto él como Marta estaban más preocupados por «cómo estarían sus familiares» que por ellos mismos porque nosotros nos teníamos el uno al otro». «Hemos oído incluso rumores de secuestro, pero ya se sabe que de una noticia pueden salir varias historias. Lo importante es que estuvimos tranquilos en todo momento y nos preocupaba más nuestra familia, imagino la angustia que pasarían. Se me pone la piel de gallina», afirma.

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