Pablo Iglesias, en un mitin.

Menos mítines para la campaña más austera

Los partidos programan menos gasto en sus planteamientos, aunque al Gobierno le costará unos 190 millones organizar los comicios

Ramón Gorriarán

Miércoles, 27 de abril 2016, 11:26

Las fuerzas políticas llevan semanas preparando las elecciones del próximo 26 de junio. Todas coinciden en señalar que van a buscar modelos de campaña más austeros que las del 20 de diciembre, con menor despliegue publicitario y mítines más reducidos. Todo con un ... doble objetivo: no abrumar más a un electorado cansado y enfadado por el fracaso en las negociaciones para formar gobierno, y no castigar más sus arcas ni a las de la administración.

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Otra cosa es que las buenas intenciones fracasen y se vuelva al carrusel de actos políticos, buzoneo masivo de papeletas y bombardeo declarativo.

El Gobierno se va gastar de nuevo los 130 millones de euros que cuesta organizar los comicios, con el agravante de que estos no están presupuestados y habrá que recurrir a un crédito extraordinario. A ese dinero habrá que sumar las subvenciones a los partidos para la campaña, en torno a los 30 o 40 millones, que se pagan después de la votación y se distribuyen en función de los votos y escaños obtenidos. La tercera partida que deberá desembolsar la Administración rondará los 20 millones para financiar a los partidos el 'mailing' o buzoneo de las papeletas en los domicilios de los electores. En total, de 180 a 190 millones.

Así se plantean la campaña los principales partidos:

PP, suavizar los impactos sin renunciar al 'mailing'

El partido de Mariano Rajoy invirtió alrededor de doce millones en la campaña para los comicios del 20 de diciembre. Desde la cúpula se considera "casi contraproducente" volver a la carga con vallas, publicidad en los medios y grandes mítines en un momento en el que detectan que la sociedad está al borde del "colapso". "Habría que diseñar algo más suave, intentar pactarlo con el resto", asegura la dirección, abierta a abordar tanto lo referente a las cifras como a los aspectos cualitativos.

"¿Tienen que volver las calles a llenarse de carteles?". En el PP tienen sus dudas. Saben que a lo que no quieren renunciar es al llamado 'mailing', el buzoneo de las papeletas junto a la propaganda electoral, que entienden que sigue funcionando cuando muchos votantes "salen de casa con el sobre ya preparado" el día en el que se abren las urnas. Pero todo lo demás, incluida la intensidad de la campaña, está por diseñar. En el entorno del presidente anticipan que, de convocarse los comicios, seguirán la estrategia de las elecciones anteriores: actos pequeños y más contacto con la calle.

PSOE, la misma campaña con menos coste

El PSOE es consciente de que muchos ciudadanos están enfadados pero el propio Pedro Sánchez ha dejado claro que en ningún caso contempla la idea de recortar la duración de la contienda, que oficialmente tiene quince días de duración. "Además, no nos engañemos dice un experto en la materia: en campaña estamos ya. ¿No nos pasamos todos los fines de semana haciendo actos de partido?". Óscar López, portavoz socialista en el Senado y responsable de numerosas campañas del PSOE en los últimos años, señala que la manera más eficaz para lograr que la del 26 de junio resulte menos costosa es llegar a un acuerdo político entre todas las formaciones en liza. "Se puede reducir el límite de gasto autorizado, aunque matiza normalmente nadie lo cubre". En las últimas europeas, como responsable del asunto en su formación decidió suprimir la publicidad de las vallas y con eso se logró un cierto ahorro, pero eso por sí solo tampoco supondría, a su juicio, un elemento suficiente. El partido de Sánchez reivindica también que ya se prohibió en 2011 la publicidad electoral fuera de los días oficiales de campaña. "Eso apunta el experto electoral socialista sí que abarató costes".

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Podemos, contra el derroche

A la cúpula de Podemos ni se le pasa por la cabeza recortar las dos semanas de campaña electoral. Por lo que sí aboga es por limitar el gasto de todos los partidos políticos. La formación morada fue de las cuatro principales la más austera. Presume, por ejemplo, de que gastando 650.000 euros menos que Ciudadanos obtuvo 29 diputados más. Podemos aboga porque el resto de fuerzas sigan su ejemplo y por voluntad propia se fijen un techo de gasto. Sobre la financiación de su nueva campaña, volverá a recurrir a la fórmula de los microcréditos. En la pasada campaña recaudó 2,4 millones gracias al aporte de ciudadanos a los que reintegrará el dinero. En esta ocasión Podemos es consciente de que no podrá alcanzar esa cifra al no haber podido aún devolver los créditos porque aún no ha recibido la subvención electoral que le corresponde. No obstante la formación morada cuenta con dinero en tesorería a cuenta de las subvenciones por la representación parlamentaria obtenida el 20 de diciembre.

En cualquier caso, mantendrá su política de no recurrir a los bancos.

Ciudadanos, menos mítines y más pequeños

Ciudadanos tiene claro que su campaña no diferirá mucho de la anterior: repetirán programa y listas y calculan un desembolso similar al del 20-D, algo más de tres millones de gastos generales y casi otro tanto para hacer llegar sus papeletas y propuestas a buena parte de los hogares españoles. La formación liderada por Albert Rivera parte de una situación económica saneada. Las subvenciones públicas recibidas por los 40 escaños y 3,5 millones de votos cubrieron sus gastos de campaña, financiados con un crédito bancario de cuatro millones. No tiene deudas y sí un ligero superávit. La filosofía general es no saturar a una ciudadanía con cierto hartazgo por la omnipresencia de la política, la incapacidad para pactar y la repetición de elecciones. Los naranja barajan una campaña con menos mítines y de menos tamaño, en la que aumentarán los encuentros sectoriales para destacar propuestas y el trabajo de calle, facilitado por el buen tiempo. Avanzan dos propuestas: Que el buzoneo electoral no lo haga cada partido sino que el Estado se encargue de llevar a los hogares las listas de todas las formaciones en un solo envío. Esto permitiría ahorrar buena de los 20 millones de dinero público con que se subvenciona el 'mailing' individual. La otra, aumentar los debates entre candidatos en sustitución de formatos más caros como las vallas y carteles publicitarios o los mítines.

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