Alfonso Torices
Jueves, 21 de abril 2016, 11:45
Felipe González reclamó «responsabilidad política» a los líderes del PP y del PSOE y los convocó a dejar de «bloquear» mutuamente la posibilidad de que fructifiquen los pactos y las negociaciones para una investidura porque España «necesita un Gobierno».
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El expresidente, cuando solo faltan cinco ... días para que el Rey inicie la última ronda de contactos con los partidos y doce para que deban convocarse nuevas elecciones si no hay candidato a la Moncloa, prefirió no decantarse por fórmulas concretas para un Ejecutivo inmediato y se centró más en una reflexión general.
Su opinión, expresada este miércoles en los diálogos del foro 'Futuro en español', es que la actual situación de un Congreso a la italiana, muy fragmentado y con serias dificultades para llegar a pactos de gobierno, es algo que no tiene visos de cambiar a corto plazo, por lo que cree que la pregunta que hay que hacerse no es tanto si España está condenada a partir del 2 de mayo a nuevos comicios como «¿qué va a pasar, si hay elecciones, después del 26-J?».
Su conclusión es que, bien sea ahora, en los escasos días que restan, o tras las celebración de las elecciones de junio, los dos grandes partidos tendrán que dejar de buscar «culpables» por la ausencia de un Ejecutivo, poner las luces largas y, al que le toque, sacrificarse para que gobierne al otro. Tendrán que colocar por encima de sus intereses partidistas «la solución a los problemas de los ciudadanos», aseguró ante un auditorio en el que, entre otras personalidades, estaba el secretario de Organización del PSOE, César Luena, no así el secretario general, Pedro Sánchez.
El expresidente se reafirmó en la idea que ya planteó hace varias semanas, incluso antes de que la investidura de Sánchez fracasase, entre otras cosas, porque el PP le negó su abstención en el Congreso para que pudiese poner en pie un Gobierno junto a Ciudadanos. «PSOE y PP tienen la obligación, como partidos de gobierno que son, si no están en condiciones de formar Gobierno, de no impedírselo al otro».
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El expresidente insistió, como entonces, en que no se malinterpreten sus palabras. Dijo que de ningún modo está proponiendo como solución al bloqueo institucional la «gran coalición», el Ejecutivo de populares y socialistas, solos o con otros, sino que ambos acaben con los vetos y que quien tenga menos opciones facilite el Gobierno del otro si logra cerrar un pacto suficiente. «Eso es responsabilidad política», zanjó.
No al populismo
González también aprovechó su intervención para atacar el populismo, «sea de izquierdas o de derechas». Considera que uno de los grandes males de los partidos hoy en día y de sus líderes, también en España, es que la política solo mira a lo inmediato, «a las emociones, a lo que dicen las encuestas», e ignora los proyectos reflexivos y a largo plazo. «La política -indicó- no es hacer todo lo que quiere la gente».
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Apostó por que los proyectos para España sean una mezcla equilibrada entre tecnocracia -cuadrar las cuentas, el déficit- y «sensibilidad social en la acción política». Reivindicó, si hacen falta, las «decisiones impopulares» porque «a veces hablar contra corriente no es malo».
Al contrario, González concluyó que «casi todos los movimientos indignados tiene razón en indignarse, pero si alguien quiere hacer un programa de gobierno de suma de las indignaciones no le saldrá».
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