Pablo Echenique: «No es plato de buen gusto pactar con el PSOE»

Tengo una cosa muy presente en la cabeza y además existe consenso dentro del partido. Tenemos que descentralizar la organización. Hay poderes que en los inicios de Podemos no existían y ahora son una realidad. Por ejemplo, los parlamentos autonómicos. La centralidad de Podemos en Madrid tuvo sentido al principio, pero ahora no. En este sentido, es significativo que Pablo Iglesias esté de acuerdo conmigo en que si asumo el 2 de abril la Secretaría de Organización yo esté en Zaragoza y no en Madrid. Una de las cosas con las que estoy de acuerdo con Pablo, y que me ha llevado a aceptar el cargo que me ha propuesto en la ejecutiva nacional es que debemos mejorar la participación interna más allá de los órganos de dirección.

¿Ha habido errores en la organización interna de Podemos en estos dos años de vida?

Uno de los gestos de la nueva política debe ser abandonar el tabú absurdo de que nadie se equivoca. Durante demasiado tiempo hemos mantenido una estructura centralizada. En mi opinión deberíamos haber delegado en los territorios hace algún tiempo.

En el pasado se opuso al modelo de organización del partido propuesto por Pablo Iglesias. Ahora, en cambio, podría formar parte de él. ¿Qué ha cambiado para sumarse a la ejecutiva nacional?

Ninguno estamos ahora en la misma situación que en la asamblea fundacional de Vistalegre que se celebró en octubre de 2014. Ni el equipo de Pablo Iglesias que obtuvo la mayoría de apoyos, ni nosotros que nos opusimos. Todos hemos aprendido y evolucionado. Hay cosas de las que se eligieron entonces con las que sigo sin estar de acuerdo, y otras, en cambio, que ahora veo bien. A lo mejor, cuando el momento político sea propicio habrá que convocar una asamblea ciudadana para reformar los reglamentos vigentes.

Como secretario general de Podemos en Aragón usted pactó un gobierno del PSOE tras unas complicadas negociaciones. ¿Se puede trasladar esa experiencia a Madrid?

Siempre procuro utilizar la empatía para analizar el comportamiento de mis adversarios políticos. Lo hago tanto por entender sus motivos como por la cuestión estratégica para adivinar el siguiente paso que van a tomar. De verdad que no entiendo lo que hace Pedro Sánchez. Desde la noche del 20 de diciembre es evidente que existe una mayoría para realizar políticas económicas diferentes a las que ha aplicado el Partido Popular. Yo, en la piel de Pedro Sánchez, sería ahora el presidente del Gobierno de España y estaría poniendo en marcha medidas que estarían, por ejemplo, subiendo el nivel adquisitivo de los trabajadores y eliminando el copago sanitario.

El veto del PSOE a un Gobierno de izquierda se basa en que sería necesario, al menos, la abstención de las fuerzas independentistas catalanas.

Sin ir más lejos en Aragón el PSOE gobierna con la Chunta Aragonesista, que defiende el derecho de autodeterminación. Los socialistas han gobernado con Esquerra de Cataluña y lo hacen ahora con el PNV en el País Vasco. Esto no es el escollo. Cuando nosotros empezamos a dialogar con los socialistas ellos estaban en la sala de al lado del Congreso negociando con el señor Luis Garicano, responsable de economía de Ciudadanos. Nuestra sorpresa fue el darnos cuenta de que nuestra discrepancia estaba en lo económico. A lo mejor el hecho de que Pedro Sánchez mandase al señor Jordi Sevilla, quien nunca ha defendido políticas muy alejadas a las el PP, tiene algo que ver.

La apuesta por un gobierno a la valenciana -PSOE, Podemos, IU y Compomis- ¿es unánime en Podemos?

El viernes nos reunimos todos los secretarios generales en Madrid y apoyamos esta opción. Es la opción más responsable. Para nosotros no es plato de buen gusto gobernar con el PSOE porque los socialistas, en los últimos años, han hecho cosas que han perjudicado la vida de mucha gente. Pero la formación de un Gobierno de España no depende de estar a gusto o no con un socio, sino de mejorar las condiciones de vida 45 millones de personas.

Pablo Iglesias confiesa que, a pesar de haber sido su rival interno, hay pocas personas a día de hoy con las que sienta más afinidad en el partido ¿Cómo fue entonces y cómo es ahora su relación con su secretario general?

Siempre ha sido la misma. Hemos discrepado en el pasado y lo seguiremos haciendo en el futuro. Lo que pasa es que lo hacemos abiertamente. A nivel personal nos apreciamos pero discutimos a nivel político cuando defendemos cosas diferentes. Cuando me propuso que fuera secretario de Organización me pidió que no sea 'pablista' y, como yo no soy de nadie, me pareció bien. Si finalmente soy secretario de Organización, seré imparcial. A pesar de los errores que haya podido cometer en el pasado, y que no los oculto, he demostrado que no me afilio a personas. Cuando yo tengo un problema lo pongo encima de la mesa.

Habla de 'pablistas'. ¿Existen familias dentro de Podemos?

Hay gente que está de acuerdo con unas ideas y otros que no lo están. Lo de las familias es un etiqueta que viene de fuera. En la realidad cotidiana de Podemos yo no he visto nada de esto. En mi opinión, es una estrategia de algunos para poder decir que existen dos Podemos.

¿Hay una estrategia externa para convencer a la ciudadanía de que Podemos se divide?

Sí, aunque es legítimo. Nosotros cuando vemos que hay alguien del PSOE más proclive a un acuerdo como el que planteamos intentamos interpelar a esta parte. Pero es que en este caso, creo que no hay nadie en Podemos que se plantee lo que nos propone el PSOE.

El diputado de En Comú-Podem, Xavi Domènech, confesó que Íñigo Erreón se siente «un poco mal» por la destitución de Sergio Pascual como secretario de Organización. ¿Hay crisis entre Iglesias y Errejón?

Sergio tiene una buena relación con personal con ellos y es normal que afecte a las personas implicadas. Me consta que a Pablo Iglesias le ha costado mucho tomar la decisión. Es algo humano y normal.