El exmilitar argentino Adolfo Scilingo.

La Audiencia Nacional concede el primer permiso carcelario a Scilingo

El exmilitar argentino lleva 15 años preso en España por un delito de lesa humanidad por los 'vuelos de la muerte'

Mateo Balín

Lunes, 21 de marzo 2016, 09:45

El exmilitar argentino Adolfo Scilingo, condenado en España a 1.084 años de cárcel por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura de su país, disfrutará en los próximos días de su primer permiso penitenciario después de quince años entre rejas. Así lo ha ... dictado la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional en un auto, al que ha tenido acceso Colpisa, que tumba el recurso de la Fiscalía a la decisión tomada en diciembre del año pasado por el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria.

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Entonces, y tras cuatro informes favorables y por unanimidad del centro penitenciario de Alcalá de Henares en que cumple condena por 30 asesinatos y 255 secuestros durante el llamado Proceso de Reorganización Nacional entre 1976 y 1983, el juez José Luis Castro accedió a su salida amparándose en que estos permisos, de seis días, «son un mecanismo tratamental necesario para la preparación de la vida en libertad del interno». A pesar de su milenaria condena, Scilingo, en régimen de segundo grado, quedará en libertad definitivamente el 20 de abril de 2026, poco antes de cumplir los 80 años.

El ya septuagenario fue uno de los primeros militares argentinos en hablar públicamente de los llamados 'vuelos de la muerte', en reconocer las atrocidades cometidas durante la dictadura argentina. En 1995, ante un periodista de su país, Horacio Verbitsky, quien plasmó su historia en 'El Vuelo', el exmilitar hoy preso detalló la metodología de exterminio de 4.400 personas que, se estima, fueron arrojadas, drogadas y desnudas, en pleno vuelo en alta mar para que murieran ahogadas.

Justicia universal

Su relato dio la vuelta al mundo y, en octubre de 1997, Scilingo viajó desde Buenos Aires a Madrid para ser entrevistado por Carlos Herrera en el programa que entonces conducía en TVE, con billete pagado por el ente público. En Barajas, en vez de un equipo de producción, se topó con una orden judicial que le condujo directamente a la Audiencia Nacional, donde esperaba el juez Baltasar Garzón.

El exmilitar confesó su participación en el lanzamiento al mar desde aviones militares de opositores a la dictadura argentina. «Tenían que morir felices y les ponían música brasileña para que bailaran», admitió ante el magistrado. Esa noche, en conversación telefónica con Carlos Herrera, Scilingo dijo «merezco la condena que corresponda». En abril de 2005 fue condenado, en base a la Justicia Universal a la que el Gobierno de Rajoy puso límites la pasada legislatura, a 640 años de cárcel tras haberse probado su responsabilidad en la muerte de treinta personas, en dos 'vuelos de la muerte', uno en junio y otro en agosto de 1977.

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Dos años después, al comprobarse su complicidad en otros 255 secuestros, el Supremo elevó su pena hasta 1.084 años. Ahora, a punto de cumplir ininterrumpidamente quince años de prisión, la Audiencia Nacional le concede su primer permiso carcelario.

El tribunal, presidido por Fernando Grande-Marlaska, desestima el recurso de apelación interpuesto por el Ministerio Fiscal contra el auto del 10 de diciembre de 2015 dictado por el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria, que avalaba su decisión en la «asunción parcial de su responsabilidad delictiva», la buena conducta penitenciaria y el arraigo en España -su esposa tiene la nacionalidad española-. Además, recoge el auto, «los permisos de salida según la jurisprudencia del Tribunal Constitucional responden a uno de los fines que la Constitución prevé para las penas privativas de libertad: «la reinserción de los condenados».

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El tribunal entiende, del mismo modo, que «es muy poco previsible su reincidencia». Adolfo Scilingo disfrutará de seis días de permiso, tras los cuales la Junta de Tratamiento y el Juez Central de Vigilancia evaluarán la conducta del interno. Al estar clasificado en segundo grado penitenciario, el exmilitar podría tener hasta 36 días de permiso al año fuera de la cárcel, repartidos en bloques de un máximo de siete días, siempre previa autorización de la justicia.

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