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A. Cubillas
Domingo, 21 de febrero 2016, 18:23
"Dios pondrá a cada uno en su sitio". Así de rotunda se mostró Montserrat González en su reingreso en la prisión de Mansilla de las Mulas apenas una hora después de que el jurado popular la declarase culpable, por unanimidad, del delito de asesinato ... de Isabel Carrasco.
Apenas gesticuló durante la lectura del veredicto ni siquiera un intercambio de miradas con su hija. Pero a su llegada a la prisión Montserrat insistió en que ella y su hija están siendo víctima de una persecución.
"Nos están persiguiendo", señaló la mujer, que reiteró la inocencia de su hija Triana y de la "pobre" Raquel, esa a la que no defendió durante su último turno de palabra en el que prefirió guardar silencio. Tampoco lo hizo este sábado, cuando se mostró impasible ante la condena de su hija y la agente de la Policía Local, "cooperadora necesaria y cómplice de asesinato", según el veredicto del jurado.
Sin embargo, a su llegada a Villahierro, en la jornada de este sábado, Montserrat aseguró que el crimen de Isabel Carrasco lo había planeado ella sola sin que "Triana ni la pobre Raquel tuviesen algo que ver en todo esto. Fíjate la persecución que estamos sufriendo".
Además Montserrat mostró su malestar porque el jurado entendiese como probado el agravante de disfraz "cuando yo voy siempre así". Es más, la mujer advirtió a su llegada a la cárcel que si hubiera querido ir disfrazada "no me hubieran podido reconocer".
Pero Montserrat fue más allá. La asesina confesa lamentó además que el jurado no tuviera en cuenta el atenuante de reparación del pago tras el abono de los 77.222 euros. De haber sabido, remarcó, "no se lo pago porque no ha servido de nada".
El pesar de Triana
Esta indignación dentro de la prisión muestra una imagen contraria a la de la mujer fría y ausente que ha proyectado en la Audiencia Provincial. Un sentimiento que contrastaba con la tristeza de su hija Triana Martínez. Apenas dejó ver en la sala de vistas su malestar por la condena del jurado popular pero no así a su llegada a la prisión.
La joven, que a las 12:00 horas salía de Villahierro en calidad de acusada, cargada de optimismo y convencida de que no volvería a ingresar en la prisión, regresaba apenas cuatro horas después como "culpable de un delito de asesinato, atentando y tenencia ilícita de armas" y la solicitud de una pena de 22 años de prisión.
Sobre ella pesa la petición de pena de 22 años de prisión, a pesar de que su letrado solicitó su puesta en libertad al entender que existe una contradicción evidente en la hora del crimen, después de que el jurado diese por probado que el asesinato fue a las 17:17 horas y no a las 17:15 horas como siempre se ha mantenido.
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