Melchor Sáiz-Pardo
Sábado, 9 de enero 2016, 08:03
Iñaki Urdangarin no solo se enfrentará a 19 años y medio de cárcel que piden las acusaciones de la Fiscalía y a los ataques de Manos Limpias en el juicio que arranca el próximo lunes. También será el objetivo de los principales imputados en la ... causa; incluida su mujer, que, si sigue encausada en el proceso tras las cuestiones previas, intentará parapetarse, como ha venido haciendo, tras su marido y su desconocimiento de todo. En definitiva, que todos irán contra Urdangarin, que tendrá, sin duda, el juicio más complicado.
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Según vaticinan varios de los actores de esta esperada vista oral, el juicio será "muy atípico" porque las estrategias de defensa de algunos de los acusados pasarán en algunos casos por alinearse con las más duras acusaciones. Va a ser, sin duda, el caso de Diego Torres, el exsocio de Urdangarin, que tiene muy claro que va a jugar la baza de que él era un mero "actor secundario" en el Instituto Nóos, ya que era el cuñado de Felipe VI el que controlaba toda la fundación sin supuesto ánimo de lucro, y que todo el entramado, además, estaba supervisado por la Casa Real. En concreto, a través del entonces secretario de las infantas, Carlos García Revenga, y en los últimos tiempos por el asesor jurídico del propio don Juan Carlos, José Manuel Romero, conde de Fontao.
Torres y su abogado, Manuel González Peeters, tienen previsto ahondar en otra de sus líneas de defensa desde casi el inicio de la instrucción, la de que fue el propio Urdangarin, ayudado por la Zarzuela, el que consiguió los contactos con los Gobiernos de Jaume Matas y Francisco Camps y el ayuntamiento de Rita Barberá, y el que forzó que las administraciones valencianas y balear firmaran los convenios para las cumbres deportivas (Valencias Summit e Illes Balears fórum) por la que Nóos se embolsó más de cinco millones de euros. Sin la intervención personal del entonces yerno del Jefe del Estado -sostendrán- aquellos pelotazos, sin concurso previo, habrían sido inviables.
El exsocio tiene además el apoyo de los innumerables mails que el juez instructor, José Castro, aceptó incluir en el sumario y que, por tanto, podrán volver a ser aireados en la vista oral. Correos en los que, efectivamente, se apuntan a las gestiones personales de Urdangarin y de su circulo más cercano (incluida la infanta o don Juan Carlos) para conseguir dinero de las administraciones públicas, como fue el caso del equipo Ayre, el intento del exduque por participar con un barco en la Copa América.
Fuego amigo
Pero casi tanto daño como Torres puede hacer a Urdangarin el fuego amigo de su esposa. Los letrados Miquel Roca y Jesús María Silva solo tienen una posibilidad de sacar indemne a su patrocinada si finalmente sigue sentada en el banquillo: demostrar que fue una víctima más de Urdangarin y que su marido abusó de la confianza y credulidad de su mujer.
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La infanta se enfrenta al mismo problema que todos los acusados de delitos fiscales, una sólida base documental de facturas y declaraciones que prueban de forma palmaria que Aizoon jamás tuvo actividad real y que fue usada por el matrimonio Urdangarin-Borbón como una suerte de caja familiar, incurriendo en el doble delito de no tributar como IRPF esos ingresos y, de paso, aminorar la base imponible del Impuesto de Sociedades de la compañía al cargar como gastos compras y servicios privados que nada tenían que ver con la falsa inmobiliaria y consultoría que jamás vendió un piso y nunca asesoró.
La defensa de Cristina de Borbón no puede negar que su cliente se beneficiara de esos desfalcos hechos a través de Aizoon porque son decenas los documentos que prueban que ella y sus hijos disfrutaron a cuenta de las arcas de la compañía familiar y no del sueldo de la infanta o su marido, de costosos viajes al extranjero, de estancias en hoteles, comidas en restaurantes, fiestas privadas, cursos de formación en 'coaching', empresas de ocio infantil, de lecciones de baile... En total 262.120 euros. O que cargaron como gastos de empresa 436.703 euros de la reforma del palacete de Pedralbes.
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Se trata de irregularidades muy difíciles de rebatir, por lo que Cristina de Borbón seguirá la táctica de echar balones fuera y culpar a su marido de todo, como ya hizo en su declaración judicial en febrero de 2014. Entonces, para exculparse, llegó a afirmar en varias ocasiones que "yo me ocupaba de los niños, de sus actividades, de la escuela y de todo lo que tenía que ver con ellos, con médicos y demás, y mi marido se ocupaba de toda la parte de los gastos".
La hermana de Felipe VI volverá a abundar en la idea, como ya hizo en su interrogatorio, de que no tenía ni tiempo físico con su vida atareada, de "hasta cien actos oficiales al año", de saber de las cuentas de la familia. Sus palabras, sin duda, dejarán al pie de los caballos a Urdangarin, que tendrá que defenderse de casi todos.
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