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Melchor Sáiz-Pardo
Domingo, 25 de octubre 2015, 07:14
Las medallas de la Policía Nacional vuelven a ser noticia. Esta vez, no por la recurrente polémica de las condecoraciones pensionadas a los altos mandos de despacho, sino porque al Ministerio del Interior se le ha ocurrido la idea -eso sí, inspirada en los cuerpos ... de seguridad anglosajones- de que también los perros del cuerpo tengan sus distinciones oficiales propias y que puedan lucirlas en los fastos, no en la pechera, sino colgadas de sus correspondientes collares.
El pasado 16 de octubre, la Dirección General de la Policía emitió una resolución en la que ordenaba la creación de la "mención honorífica a los canes de la Policía Nacional". En el documento, al que ha tenido acceso a este periódico, Interior establece las normas para estas nuevas condecoraciones, que, como cualquier otro galardón, llevarán emparejadas un diploma acreditativo (a nombre del animal) y un reconocimiento, en su caso, al adiestrador responsable del perro. La resolución incluso incluye bocetos de esos diplomas y de las medallas con los emblemas del cuerpo y la bandera española que llevarán en su cuello los canes condecorados, que, como los humanos, tendrán derecho a lucirla en actos oficiales.
El departamento que dirige Ignacio Cosidó defiende la creación de estas medallas a los perros, ya que estos se han convertido, por sus "habilidades innatas y su comportamiento", en "complemento indispensable" en muchas operaciones tales "como la búsqueda de personas desaparecidas o la detección de drogas o explosivos". En la misma resolución, Interior alaba al "binomio can-guía canino", que, dice, "trasciende de la relación laboral", hasta el punto de que los policías de estas unidades siempre hacen gala de "gran compromiso, dedicación y entrega".
Por eso, la Policía Nacional cree necesario, 70 años después de que los perros se incorporaran a las fuerzas de seguridad españolas, una medalla exclusiva para ellos (los policías de estas unidades ya tienen las suyas) para que "sirvan de reconocimiento público de su trabajo" y un "estímulo" a otros perros y agentes.
Esta distinción copia las líneas maestras de las condecoraciones para humanos, aunque no tendrá recompensa económica. Se otorgará solo a aquellos animales que "han demostrado una trayectoria operativa singular a lo largo de su vida profesional" o que "hayan participado en un hecho con trascendencia para la seguridad pública".
Las medallas a estos agentes de cuatro patas deben ser propuestas por sus superiores, aprobadas por la dirección tras analizar su expediente y su concesión será publicada en la Orden General de la Dirección General de la Policía para conocimiento de la institución y como anuncio por si alguien la recurre. Y no solo eso, la entrega de estos galardones no se hará de tapadillo en las perreras, sino con todo el boato de los grandes actos, pues las medallas se impondrán por ley en el Día de la Policía o "con ocasión de un día de especial relevancia".
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