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Ramón Gorriarán
Sábado, 17 de octubre 2015, 07:49
Los líderes de Ciudadanos y Podemos encaran las elecciones del 20 de diciembre de muy distinta manera. Albert Rivera tiene el viento de popa y se siente en la cresta de la ola tras las elecciones catalanas. Pablo Iglesias soporta viento de proa y trata ... de asimilar el revolcón en esos comicios.
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Ciudadanos sabe que va a ser la clave para determinar quién gobierna, aunque hay alguna encuesta apócrifa que da ganador al partido naranja. Podemos será la fuerza más votada a la izquierda del PSOE, pero su capacidad de influencia puede quedar muy mermada sin un gran resultado de 50 o 60 escaños.
Rivera llega a los comicios sin problemas internos dignos de mención, espoleado con sus 25 escaños en el Parlamento catalán y con un discurso cada vez más diferenciado y al izquierda del que practica el PP. Iglesias tiene problemas en casa tras la dimisión de la secretaria general de Podemos en Cataluña. Es la primera víctima en el partido por una contienda electoral. Tiene además una masa crítica en Andalucía, y en menor medida en otros territorios, por su estrategia de expansión hacia el centro.
Pero en ambas fuerzas políticas son conscientes de que en dos meses todo puede cambiar. En Ciudadanos aún recuerda que en las vísperas del 24 de mayo los sondeos les deban mejores números que los que tuvieron. Podemos ha visto como caía su mito de que las encuestas siempre les perjudican. En Cataluña la realidad fue peor que la teoría demoscópica.
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