María Eugenia Alonso
Viernes, 2 de octubre 2015, 15:18
Llevaban 18 años esperando que encontraran al hombre que acabó con la vida de su hija de 16 años y nunca perdieron la esperanza. "Sé que la Guardia Civil ha llorado con nosotros, siempre tendré respeto hacia ellos porque durante estos años han ido quitando ... nudo tras nudo y hoy la cuerda ha quedado deshecha", reconocía emocionada Olga Puig, la madre de Eva Blanco.
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Ella y su marido Manuel conocían ayer la detención del presunto asesino de su hija, un hombre de 52 años, identificado como A.C.G., un ciudadano español de origen marroquí, que salió de España en 1999, dos años después del crimen de Eva.
Hoy ambos han comparecido en el Ministerio del Interior para agradecer el trabajo de la Guardia Civil durante los 18 años que ha durado la búsqueda. "Sólo tengo palabras de agradecimiento para ellos. Han hecho un trabajo excepcional", aseguraba emocionado Manuel, que confía en que tras la detención, se haga justicia.
La madre de Eva, que no ha podido resistir la tensión del momento y ha tenido que ser atendida por una subida de tensión, aseguraba que "el caso era muy difícil, pero por fin hemos visto una luz".
Las pruebas de ADN
Olga y Manuel han estado acompañados por el titular del Interior Jorge Fernández Díaz y por parte del equipo del Instituto Armado encargado de la investigación.
El ministro, que ha resaltado en todo momento la extraordinaria labor de los investigadores, ha confirmado que España ya ha solicitado la extradición del presunto criminal, que espera se pueda realizar "lo antes posible".
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Por su parte, el capitán de la Guardia Civil Ruben Valero ha reconocido que el ADN del hermano del presunto asesino fue determinante para la investigación y que se obtuvo cuando llevaban "más o menos 90 muestras biológicas" de las 200 que tenían prevista realizar entre los hombres de origen norteafricano que vivieron en Algete entre 1995 y 1999.
Aunque el caso "aún no está cerrado", el agente ha negado que exista un coautor en el asesinato de la joven madrileña. "Esa teoría no se baraja en absoluto", ha remachado.
El cadáver de Eva Blanco apareció el 20 de abril de 1997 en una cuneta a pocos kilómetros de su casa, con evidentes signos de violencia. La autopsia reveló que la joven había recibido una veintena de puñaladas repartidas en la nuca, parte posterior del cuello y espalda.
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