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Mateo Balín
Miércoles, 30 de septiembre 2015, 16:02
Rosario Porto y Alfonso Basterra llegaron 15 minutos antes de las 9.00 de la mañana a los juzgados de Santiago. Ella en un coche policial, de negro riguroso, compungida. Él en un furgón de la Guardia Civil, más bien reflexivo. A ambos se les ... juzga desde hoy por el asesinato de su hija, de Asunta, que este 30 de septiembre hubiera cumplido 15 años. En unas semanas, el jurado popular dictará su veredicto. Ambos se enfrentan a hasta 20 años de cárcel. 739 días después de la denuncia de la desaparición de la niña adoptada de origen chino, aún quedan varias incógnitas por resolver de las que se tratará de dar luz en las sesiones previstas hasta finales de octubre.
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En la primera cita se celebraron las denominadas cuestiones previas. El tribunal ha rechazado la petición de las defensas para que se limitase la emisión del juicio y con ello no contaminar al jurado popular. El presidente Jorge Cid ha alegado que el derecho de información prima en estos supuestos por la reiterada doctrina constitucional al respecto. De forma posterior, el secretario judicial leyó los escritos de defensa y de acusación, ejercida por la Fiscalía y la Asociación Clara Campoamor, y después las partes presentaron sus credenciales.
El fiscal Jorge Fernández de Aránguiz ha intervenido para explicar al jurado popular, formado por cuatro mujeres y cinco hombres, su función en el juicio. Lo hizo de forma didáctica y hasta cierto punto pueril. Entrando en el fondo, ha dicho que a lo largo de la instrucción ha quedado claro "que los dos estaban en el ajo" y ha confiado en que así quedará claro en la vista oral.
La acusación popular Clara Campoamor, un colectivo dedicada a defender los derechos de los menores, ha entrado en el detalle de la cascada de indicios que pesa sobre los acusados. "Al final de este proceso ni todos los trucos ni toda la magia del mundo va a entorpecer la atención de que Asunta fue drogada y asesinada", ha afirmado el abogado Ricardo Pérez.
Por el contrario, las defensas de Porto y Basterra han reconocido que mantienen estrategias diferentes pero un objetivo común: demostrar que sus clientes no solo son inocentes porque no hay pruebas directas de su participación, sino que la persona que mató a su hija sigue suelta, han advertido. Ambos acusados serán interrogados desde mañana.
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