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Nuria Vega
Lunes, 24 de agosto 2015, 00:36
El vicesecretario de Organización de los populares ha confirmado que el partido de Mariano Rajoy no se presentará a las próximas elecciones con una propuesta de reforma de la Constitución Española. "El PP no va a incluir la reforma constitucional en su programa electoral, ... porque pensamos que no es algo que interese a los ciudadanos españoles, y porque pensamos que en un momento en el que se desafía la unidad de España no conviene cuestionarnos el marco de convivencia que todos nos dimos", ha advertido Pablo Casado.
El debate sobre la modificación de la Carta Magna será ineludible en la próxima legislatura, cuando el resto de formaciones plantee sus iniciativas para actualizar el texto. La apuesta de los populares, sin embargo, es la de reforzar las instituciones del Estado con cambios legales "orgánicos u ordinarios", pero manteniendo intacto el modelo territorial que recoge la Constitución. Así se sugiere la despolitización del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, la revisión del reglamento del Congreso o la reforma de la ley electoral y el sistema de financiación autonómica.
"Si tenemos la responsabilidad de Gobierno en la próxima legislatura, y es lo que esperamos y apuntan las encuestas, lo que pensamos es que tendremos otras prioridades y preferencias para gobernar que reabrir un pacto constitucional que consideramos que es válido a día de hoy", ha avanzado Casado. Con las elecciones catalanas en el calendario político de septiembre, el portavoz del PP insiste en que abrir ahora el proceso reformista podría ser interpretado por "los secesionistas como la posibilidad o el resquicio de reescribir la historia de España".
En los últimos meses, el partido se ha mostrado partidario de actualizar, eso sí, el Senado. Los cambios sobre el funcionamiento de la Cámara alta, sin embargo, no requerirían necesariamente, a juicio del vicesecretario de Comunicación, retocar la Carta Magna.
Consenso
En la próxima legislatura, el PP estará dispuesto a escuchar las propuestas del resto y debatirlas, aunque la línea roja para reformar la Constitución sigue siendo la de alcanzar el máximo consenso. Algo complicado en un Parlamento que se prevé más fragmentado que nunca. En este sentido, los populares desconfían de la propuesta federalista que pone sobre la mesa el PSOE y que consideran inconcreta. "Nos pagan para resolver los problemas de la gente, no crear nuevos, y cuando no se tiene rumbo al que ir, no se tiene viento favorable y se produce la frustración", ha replicado Casado a los socialistas.
El PP, que se defiende con el argumento de no ser "inmovilista", considera, en cambio, que los socialistas no cuentan "con el consenso y los apoyos necesarios" para llevar a buen término sus intenciones.
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