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Alfonso R. Aldeyturriaga
Viernes, 19 de junio 2015, 06:38
En enero, recién cumplidos los 77 años, don Juan Carlos se desayunó con un última hora, un urgente, que rápido colonizó las webs. «El Supremo admite a trámite la demanda de paternidad de Ingrid Sartiau contra don Juan Carlos», tituló la edición digital de este ... periódico. El rey saliente había dejado meses atrás el trono, también la inviolabilidad. Con el tiempo, el caso de la ciudadana belga quedó en nada, pero supuso un quebradero de cabeza -otro más- para Zarzuela después de los vaivenes que llevaron a don Juan Carlos a cederle la corona a su hijo hará el viernes un año. Abdicó y se jubiló, porque la figura institucional de quien fuera jefe de Estado durante 39 años no pasa de testimonial. Es más, su presencia en los medios en estos meses se ha mantenido gracias a sus rutas gastronómicas por España y a su presencia en acontecimientos deportivos.
Trasladó su despacho de Zarzuela al Palacio Real y su hijo tan sólo le encomendó una tarea: representar a la Corona en las tomas de posesión de los mandatarios iberoamericanos, función que antes del relevo asumía don Felipe, que llegó a cruzar el Atlántico hasta en 69 ocasiones. Don Juan Carlos asistió a las ceremonias del colombiano Manuel Santos Calderón, en agosto, y del uruguayo Tabaré Ramón Vázquez Rosas, en enero. Estos fueron dos de la veintena de actos públicos que el rey saliente realizó en estos doce meses, en los que pronunció ocho discursos, muchos de ellos de agradecimiento por los homenajes, algunos improvisados, que recibió por cuatro décadas de servicio a España.
El relevo en la jefatura del Estado puso en evidencia, además, aquello de lo que todo el mundo hablaba pero pocos pronunciaban: el distanciamiento, por no decir ruptura, del matrimonio entre don Juan Carlos y doña Sofía, a quienes se les ha podido ver juntos, por agenda de Casa Real, en cuatro ocasiones -dos de ellas fueron los funerales de la reina Fabiola y la duquesa de Alba- y en otras dos por cuestiones familiares -la Primera Comunión de la princesa Leonor y el funeral por Kardam de Bulgaria, único acto este último, por cierto, en el que han coincidido públicamente la infanta Cristina con don Felipe y doña Letizia-.
Dado que las hijas de los Reyes son aún muy pequeñas, era sabido que los monarcas iban a apoyarse en don Juan Carlos y doña Sofía para poder cumplir con todos los compromisos de la Corona. Y sobre todo en la madre de Felipe VI, que, incluso en los momentos más críticos de la institución, siempre se mantuvo en niveles muy altos de popularidad. En estos doce meses, doña Sofía ha participado en más de treinta actos, cediendo el relevo de consorte, de forma paulatina, a doña Letizia. Aun así, parece más que probable que seguirá siendo el referente de la Casa Real en actos culturales y apoyará a su nuera en otros de ámbito social, más después de que la transición se haya llevado a cabo sin mayores consecuencias y la figura de don Felipe y doña Letizia ya esté totalmente afianzada.
Era este, precisamente, uno de los mayores temores de Zarzuela y el motivo por el que, sobre todo en los primeros meses de reinado de Felipe VI, apenas tuvieran presencia pública don Juan Carlos y doña Sofía. Se pretendía dar todo el protagonismo a los nuevos Reyes.
Aunque borrada cualquier referencia suya en la página web de Casa Real, escaparate de la Familia, doña Elena también ha representado, en tres actos, a la Corona desde el relevo en la jefatura del Estado. Y nada hace indicar que Felipe VI no siga tirando de ella como antes hiciera don Juan Carlos con su hermana la infanta Pilar. A doña Cristina, eso sí, ni nombrarla. Ya no es ni duquesa
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