La infanta y Urdangarin cierran en Barcelona la venta de su casa de Pedralbes

El comprado es, al parecer, un millonario europeo, cuyo nombre se mantiene en absoluto secreto, tal y como han acordado ambas partes, y cuya idea, en principio, es volver a reformar la mansión para, a continuación, alquilarla.

La venta de esta vivienda (en una parcela de 2.107 metros cuadrados, con 1.049 construidos repartidos en tres plantas, jardín, piscina y gimnasio) ha sido un verdadero galimatías judicial. El asunto solo se solucionó el pasado 28 abril, cuando la Audiencia Provincial de Palma ha desestimado el recurso presentado por la acusación popular ejercida por Manos Limpias que tenía bloqueada la transacción.

La acusación popular entendía, entre otras cosas, que los duques no ha aportado ningún tipo de documentación que acredite quién en es el verdadero comprador y que el precio de la operación inmobiliaria es realmente el mejor precio del mercado.

Manos Limpias había recurrido la decisión del juez José Castro, quien levantó el embargo de la residencia para que la pareja pudiera venderla por 6,95 millones, después de que los duques se comprometiesen a consignar los 2,3 millones que les quedarían tras saldar las deudas de la mitad de esa casa, que es la que está embargada, a la espera de que Castro decida si se incauta de la otra mitad porque la infanta tampoco ha pagado la caución que le impuso en diciembre.

Urdangarin y la infanta, por tanto, se han desprendido por tanto de la residencia en la calle Elisenda de Pinós número 11 de Barcelona. Una propiedad que adquirieron en 2004 por 5,8 millones, que pagaron con una hipoteca de La Caixa y un préstamo de 1,2 millones de euros de don Juan Carlos a su hija. Además se gastaron tres millones en reformas del inmueble.