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Mateo Balín
Martes, 16 de junio 2015, 14:39
La Sala Segunda del Tribunal Supremo ha confirmado las condenas de hasta 19 años de cárcel que la Audiencia Provincial de Barcelona impuso a diez acusados, vinculados a grupos neonazis, por el intento de asesinato de dos jóvenes a quienes golpearon cuando esperaban a entrar ... a un concierto punk y antifascista en una sala de conciertos de Manresa, el 23 de marzo de 2012.
El tribunal ha rechazado los recursos de los diez condenados y mantiene el agravante de que actuaron por motivos ideológicos, ya que cometieron el ataque con la exclusiva finalidad de vindicar su ideología, al margen de cualquier consideración personal, y seleccionaron a las víctimas sencillamente por su simbología o estética exterior. También se confirma el agravante de disfraz, ya que cubrieron los rostros con pasamontañas, capuchas o bragas para impedir su identificación.
El Supremo ha descartado, además, la nulidad de las intervenciones telefónicas autorizadas en la investigación del caso, al no compartir la pretensión de los acusados de que fueron injerencias meramente prospectivas que se basaron en simples razones ideológicas.
Cacería con barras de hierro
La sentencia ha afirmado que la instrucción no fue prospectiva y meramente ideológica al resaltar que la tipología del delito, los signos externos, el ataque indiscriminado contra personas que acudían a un concierto antifascista, apuntaban con mucha probabilidad a que la ideología fascista, neonazi o de extrema derecha fue el móvil y explicación de tal ataque, de manera que había que comenzar las indagaciones para identificar a los posibles autores buscando a personas próximas a esa ideología, apoyados en un dato objetivo como fue la identificación de dos personas que presentaban esa estética, bastante ostensible por cierto, un poco antes de los hechos y que se dirigían a Manresa al lugar del ataque.
Los hechos probados de la sentencia señalan que los agresores se reunieron en la ciudad de Terrassa, se repartieron bengalas y barras de hierro y otros objetos contundentes, y fueron a la sala de conciertos de Manresa para golpear a las personas que estuvieran por la zona y a las que por su aspecto pudieran considerar como enemigos.
Así, atacaron a un joven de 16 años y a otro 18, golpeándoles entre otras partes del cuerpo en la cabeza. Al primero le causaron fractura con hundimiento del parietal del cráneo. La sentencia considera que intentaron alevosamente darles muerte, que produjeron lesiones a otros, y que introdujeron una bengala en un coche en donde se habían refugiado otras personas presas del pánico.
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