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CRISTIAN REINO
Domingo, 22 de marzo 2015, 08:53
Las comparecencias de los nueve miembros de la familia Pujol en la comisión de investigación del Parlamento catalán han dejado perlas memorables, puestas en escena que pasarán a la historia de la política catalana y la imagen de una familia rica, arrogante por momentos, que ... se siente víctima de un ataque político como consecuencia de la deriva independentista de Convergència y que considera que no ha hecho nada malo.
Los Pujol son un "ejemplo del país que no queremos ser", el del "amiguismo", sintetiza Joan Herrera, líder de Iniciativa per Catalunya. Para Oriol Junqueras, presidente de Esquerra Republicana, durante el pujolismo hubo un "terreno en el que se solaparon los intereses personales y familiares". Más allá de las consideraciones de los partidos, hay quien cree que el balance de las declaraciones ha sido "importante" para conocer cómo Jordi Pujol ha "favorecido y estimulado unas determinadas actividades económicas de sus hijos", según el exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo. "Ha quedado acreditado un tono general, en el que los padres (Jordi Pujol y Marta Ferrusola) consideraban que Cataluña era su finca particular", estima Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Barcelona.
La imagen resultante, según el diagnóstico de Jiménez Villarejo, es la de una familia que "ha aprovechado el poder y la política para enriquecerse". Esto se demuestra, afirma, desde el momento en que hay varios procesos judiciales en marcha -ocho de los nueve miembros de la familia están imputados-. Y también tomando como base las comparecencias, por ejemplo, de Jordi Pujol Ferrusola y sus hermanas Mireia y Marta. El primogénito declaró muy "ofendido" que nunca ha operado desde paraísos fiscales, prosigue Villarejo, pero "sabe que hay comisiones rogatorias que le implican directamente sobre su participación en paraísos fiscales". 'Júnior' está imputado por la Audiencia Nacional por blanqueo de capitales. Se sospecha que movió 32 millones de euros entre España y trece países, y que parte de ese dinero eran las comisiones del 3% que se cree que CiU cobraba a cambio de obra pública.
Su hermana Marta, arquitecta de profesión, reconoció en cambio que entre 1988 y 1997, en pleno mandato de su padre, ganó doce contratos públicos para ejecutar obras de la Generalitat y solo una de esa docena de adjudicaciones se licitó por concurso público. Además, admitió que desde 1996 trabaja para el ayuntamiento barcelonés de Sant Vicenç de Montalt, gobernado por CiU, a pesar de no haber ganado ninguna plaza.
Villarejo, ahora miembro de Podemos, destaca asimismo que Mireia se negara a declarar respecto a su actividad económica cuando se ha sabido que el año pasado regularizó ante la Agencia Tributaria la herencia recibida de su abuelo y declaró una cifra que multiplicó por tres la supuesta parte que le correspondió. Este asunto, el de la herencia, es el que más atención ha recibido por parte de los diputados de la comisión parlamentaria y el que genera la incógnita principal: ¿cuál es el origen de la fortuna que el exgobernante nacionalista confesó que tuvo oculta durante 34 años y su recorrido hasta Andorra, previo paso por Suiza?
Las divisas del abuelo
Objeto de investigación judicial, en la que están imputados Jordi Pujol, su mujer y cuatro de los siete hijos, Jordi, Pere, Mireia y Marta, respecto al legado la familia Pujol se ha enrocado en la ley del silencio. A lo largo de las declaraciones se han puesto más o menos de acuerdo para decir que no procede de fondos públicos ni de corruptelas y que el abuelo Florenci les dejó en 1980 una herencia o legado de 140 millones de pesetas, que se convirtieron en 4,2 millones de euros en 2014.
La versión familiar ha apuntado a que eran unos fondos derivados de los movimientos de divisas del abuelo, aunque ninguna fuerza política, salvo CiU, se lo ha creído, porque nadie ha sido capaz de explicar la enorme diferencia entre lo que cada uno de los hijos recibió -62 millones de pesetas en 1992- y la cantidad que declararon a Hacienda cuando efectuaron la regularización en 2014.
El que puso la voz discordante fue Oriol, el único que se dedicó a la política, y que sembró de dudas la comisión al decir: "No tengo dinero en el extranjero y no he regularizado nada porque no tengo nada que regularizar". Lo afirmó poco después de que su hermana Marta asegurara que cada hermano recibió 62 millones y que cada uno se abrió una cuenta bancaria con esos fondos, de cuya gestión se encargó el primogénito, Jordi, que en breve deberá dar explicaciones al juez de Barcelona que instruye el caso.
Pero el cuñado del expresidente, Francesc Cabana, había tirado por tierra la teoría de la herencia. "No nos consta -explicó- que venga de una herencia, un legado o una donación. Mi suegro dejó un testamento que dejaba acciones de banca. Una casa en Premià. No nos consta nada más".
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