Rajoy alerta contra los «adanes» que quieren retornar a la España de 2011

La irrupción de Pablo Iglesias y el avance de la formación de Albert Rivera, que amenaza con llevarse por delante parte del electorado del PP, centran algunas de las preocupaciones de los populares en el diseño de la estrategia electoral que tiene como última meta conservar la Moncloa a finales de año. Por eso, Rajoy ha insistido una y otra vez en que "gobernar no es cosa de amateurs", que es algo que exige "decidir, conocer las cosas, estudiarlas". "Gobernar no es fácil, participar en una tertulia sí", ha espetado el jefe del Ejecutivo a los partidos emergentes, a los que indirectamente se ha referido como "comentaristas".

Tampoco se ha librado el PSOE, de quien el PP heredó, según Rajoy, un país "al borde de la quiebra". "Decían en su día que no había crisis, luego no vieron la recuperación, y ahora dicen que nos recuperamos a pesar del Gobierno. Oye, pues menos mal, si tenemos suerte tampoco pasa nada", ha ironizado.

Frente a todos ellos, el jefe del Ejecutivo ha presentado un proyecto, el suyo, para lograr la consolidación económica después de haber tenido que "bailar con la más fea". "¿Dónde están los que exigían el rescate?", se ha preguntado, "¿dónde están los que daban lecciones?". La promesa de la creación de 500.000 empleos al año ha vuelto a convertirse en su principal apuesta, convencido de que "se puede" y de que nadie podía haber pronosticado que España iba a crecer y generar puestos de trabajo como, a su juicio, lo hace.

Tras repasar los años en los que el PP era "una máquina de perder elecciones", el presidente ha terminado su intervención ofreciéndose a los ciudadanos. "El PP está aquí, a disposición de los españoles, no de los zascandiles", ha concluido.

PP valenciano

El escenario, Valencia, ha servido para que más allá de la presentación del programa marco para las elecciones municipales, el presidente del Gobierno haya aprovechado para arropar a Rita Barberá como candidata a la alcaldía, un puesto al que se presentó por primera vez en 1991. Ha sido precisamente ella la que ha arrancado al comienzo del acto un aplauso para la secretaria general, María Dolores de Cospedal, en uno de los momentos de mayor cuestionamiento interno de la número dos del partido. "Eres leal, valiente y comprometida, una política extraordinaria y un ser humano fuera de lo común", le ha reconocido.

La presencia de Rajoy en la comunidad ha supuesto al mismo tiempo un gesto de respaldo a todo el PP valenciano, desgastado por la corrupción que ha dañado gravemente a la formación y de la que ha querido desprenderse Barberá. "Levanto la bandera de la dignidad y la honestidad en la política. ¡Nada ha ocurrido en el Ayuntamiento de Valencia en 24 años, nada, ni tropelías ni corrupciones! En los 24 años sólo he visto a mi alrededor personas decentes y políticos honrados", ha ensalzado a pesar de la implicación de su número dos en el 'caso Nóos'. Sólo uno de los suyos, ha admitido, faltaba hoy en el Palacio de Congresos, el exvicealcalde, Alfonso Grau, que tuvo que dimitir tras la decisión de la Audiencia de Palma de sentarle en el banquillo. Y sin nombrarlo directamente, sí ha asegurado acordarse hoy de quien no estaba.

También lo ha hecho Cospedal. "Yo le quiero decir a Rita a todo su equipo: habéis hecho un gran trabajo, magnífico. Todos los que estáis aquí y Alfonso, que hoy no está, y yo le quiero mandar un abrazo", ha insistido.

Fuentes del PP reconocen el debilitamiento del partido en la Comunidad Valenciana y lo complicado del momento, cuando la región ha sido uno de los feudos tradicionales de los populares y el sustento clave de Rajoy en la crisis de liderazgo que el partido sufrió en 2008. Hoy, los sondeos arrojan un panorama desfavorable para el PP, a pesar de seguir siendo primera fuerza. "Hay que recuperar el terreno perdido y depende de nosotros, de lo que hagamos hasta las elecciones", señalan esas fuentes. Confían en la formación en la fragmentación, que entienden que sufre la izquierda, para poder salvar los muebles. El futuro del presidente, Alberto Fabra, está en juego en la que puede ser su última oportunidad.