Anguita pide a IU que tienda la mano a Podemos para «tirar democráticamente» un régimen «muerto de cáncer»

Anguita reapareció entre vítores y aplausos en un mitin, después de quince años sin hacerlo, para apoyar en Málaga al candidato de IU a la presidencia de la Junta de Andalucía Antonio Maíllo y al candidato a la Presidencia del Gobierno, Alberto Garzón, un dirigente este último del que dijo que le gusta porque es capaz de encabezar un proyecto, por lo poco que insulta y porque no es revolucionario de boca. Esos acaban siempre en el PSOE, bromeó, porque el lenguaje de izquierdas es incisivo, sereno, formado por el estudio y la lucha pero con cabeza. Por eso, dijo, pidió el voto para ellos y para que la gente empiece a sentirse medianamente cómoda en un país medianamente libre en el que IU se presenta como el porvenir de los españoles, que no tienen horizontes.

La reaparición de Anguita había levantado gran expectación, y de hecho los asistentes desbordaron el salón de actos del Palacio de Congresos de Málaga, por lo que se tuvo que habilitar otra sala para que entrara la gente que esperaba en la cola, y que daba la vuelta al edificio. En su intervención se mostró mordaz, y advirtió que ya está preparada una gran coalición PSOE y PP, que en público se atacan pero son dos fuerzas de derecha y están de acuerdo en las políticas importantes, para frenar la irrupción de nuevos fenómenos equivalentes a Syriza en Grecia.

Ante este escenario, con un país intervenido económicamente, sin autoridad internacional y sin dignidad, a punto de desaparecer como país independiente y entregado al mercado y la banca tras la reforma del articulo 135 de la Constitución, un delito de alta traición, consideró que esta situación no la cambia una fuerza sola, es imposible.

Los gobiernos tienen que tener el respaldo del pueblo en la calle, hablando de dignidad, ha insistido, y con nuestro pueblo sí podemos cambiar esto. Anguita ha pedido que no se entienda tender la mano como una rendición, sino como la única opción posible. Con los demás y con nuestro pueblo sí podemos cambiar esto, ha insistido, advirtiendo en cualquier caso que se trata de un combate duro y largo en el que cuando el poder (fáctico) quiera deshacerse del Gobierno, que vea de contrapoder al pueblo. En cualquier caso, ha excluido de esa unidad popular al PSOE, porque no podemos estar criticando al bipartidismo y después dispuestos a negociar con ellos. Los nuestros son otros, ha dicho levantando un largo aplauso.

Entre otros de los problemas del país ha citado la corrupción, convertida lamentablemente en una seña de identidad del país porque toca a los tres poderes y llega a lo más alto y que sin embargo cae en conciencias encallecidas porque se han acostumbrado a que les roben. Y cargó contra quienes votan a los ladrones y vuelven a dar el voto a los mismos que les engañaron, a quienes consideró corresponsables de esos escándalos. Me dan miedo porque sobre ellos se montan las dictaduras y la corrupción, dijo.

Nada más empezar, Anguita ha ironizado acerca de su vuelta a la política, afeando que ésta se entiende solo como estar en ocupando un sillón de concejal, alcalde, diputado o ministro y que él ha seguido este tiempo activo y movilizado. Cuando un ser humano mira alrededor y decide pelear para cambiar lo que no le gusta, ya está haciendo política, ha dicho, y cuando piensa que no hay solución, pero pelea, está haciendo también política, pero de derechas. Y ha arremetido contra los que se definen como apolíticos, a los que ha calificado de infantería del capitalismo.