juan antonio marrahí
Viernes, 13 de marzo 2015, 13:18
Una familia castellonense trata de sobreponerse a un durísimo drama ocurrido el miércoles: la pérdida de un niño de corta edad que, según las primeras investigaciones, falleció al ingerir veneno contra hormigas. Ayer se practicó la autopsia al menor y los resultados serán enviados en ... breve al juzgado de Castellón encargado de investigar el caso.
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Según fuentes de la Benemérita y personas próximas a la familia, los hechos sucedieron sobre las dos de la tarde. Ocurrió en una vivienda de Benicàssim habitada por un hombre de nacionalidad rumana, su esposa de origen español y el hijo de ambos, un pequeño de sólo 17 meses de vida.
Al parecer, la madre había adquirido y usado parte del insecticida contra las hormigas poco antes del desgraciado accidente. Precisamente con la intención de alejar el producto tóxico de su pequeño, la mujer decidió arrojarlo a un cubo de la basura en vez de guardarlo en casa.
Al parecer, y siempre según las primeras pesquisas, el menor rebuscó en el recipiente mientras su madre cocinaba e ingirió parte del veneno que todavía quedaba en el interior. El efecto fue inmediato. Los padres encontraron a su pequeño tendido en el suelo, cerca del cubo de basura, y no tardaron en atar cabos sobre lo que había sucedido. El niño estaba completamente desvanecido y sus padres, angustiados, trataron de reanimarlo. Como no respondía fue su progenitor el que lo llevó con su coche hasta el centro de salud de Benicàssim.
Los médicos lo atendieron con urgencia, dada la gravedad y posible causa de su estado. El primer reconocimiento sirvió para confirmar los peores presagios: había entrado en parada cardiorrespiratoria. Al cabo de unos minutos, los padres recibieron la peor noticia de sus vidas: el niño había fallecido y el caso tenía que ser judicializado.
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Alertados por personal sanitario, fue la Guardia Civil la que se hizo cargo de las investigaciones. En concreto, el equipo de la Policía Judicial con sede en el cuartel de la Benemérita en Benicàssim. Los agentes se entrevistaron con los padres y trataron de reconstruir, paso a paso, lo sucedido. A falta de la autopsia, todo apunta a que la muerte se debió a causas accidentales por la ingesta del veneno.
Investigación judicial
Pese al descuido que propició la fatalidad no hay, de momento, ningún indicio de que el niño estuviera desatendido o sufriera negligencia en los cuidados paternos. La familia estaba ayer hundida por la pérdida, mientras recibía muestras de condolencias y apoyos por parte de sus familiares y amigos. El juzgado de instrucción número seis de Castellón se ha hecho cargo de las investigaciones.
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Agustín Llopis es miembro del Área de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Valencia. «Todos los venenos para hormigas son extremadamente peligrosos, por su elevada toxicidad y porque, además, se venden muy concentrados para luego aplicarse diluidos con agua».
En cuanto a su naturaleza, suele tratarse de «venenos potentes como arsénicos, de ahí que una ingesta pueda resultar mortal aunque se trate de una dosis pequeña». Llopis añade un importante apunte que convierte a estos productos en un verdadero riesgo para los niños. «Algunos incorporan compuestos con sabor dulzón que atrae y engaña a las hormigas, de ahí que no haya un rechazo inmediato por parte de un pequeño al llevárselo a la boca».
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