Ingrid Jeanne Sartiau, a quien el Tribunal Supremo ha admitido la demanda, y Alberto Solá jiménez.

La demanda de paternidad a don Juan Carlos abre otro frente judicial en la familia real

El Supremo admite las pruebas de la belga Ingrid Sartiau e inicia un proceso que podría llevar a juicio al exjefe del Estado

PPLL

Jueves, 15 de enero 2015, 00:51

Cuando aún resuenan los ecos del enjuiciamiento a la infanta Cristina por el 'caso Nóos' y su negativa a desprenderse de los derechos sucesorios, un nuevo y complejo frente judicial se abrió ayer para la Casa Real y, sobre todo, para Felipe VI, en la figura de su padre, don Juan Carlos.

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El Tribunal Supremo admitió a trámite una de las dos demandas de paternidad presentadas contra el exjefe del Estado, la de la ciudadana belga Ingrid Jeanne Sartiau, de 48 años -más joven que las infantas Elena y Cristina-. El pleno de la Sala de lo Civil entiende que concurren los requisitos para conocer la filiación parental de la demandante y da 20 días a la defensa del monarca saliente para presentar alegaciones antes de decidir si se realiza la prueba de ADN, como reclama la denunciante.

Tras cuatro horas de debate, los 12 magistrados de la sala no tuvieron dudas y admitieron la demanda de filiación de Ingrid Jeanne Sartiau pese al informe contrario de la Fiscalía del Supremo. Dos de los documentos clave fueron una prueba testifical de noviembre de 2012 ante un notario belga de la madre de la demandante, Liliane María José Ghrislaine Sartiau, en la que aseguraba que don Juan Carlos era su padre, y una carta posterior enviada a la Casa Real en la que anunciaba tener «serias pruebas» de la relación paterno filial. Nunca recibió respuesta.

Por el contrario, la sala rechazó la demanda presentada por el catalán Alberto Solá Jiménez, de 58 años, porque no se dieron los requisitos de prueba exigidos. «Son meras hipótesis», defendió el fiscal.

La denuncia de Solá llegó al alto tribunal procedente de la Audiencia Provincial de Madrid, que se inhibió después de que a mediados de julio pasado entrara en vigor la ley que regulaba el aforamiento del monarca saliente. Entre las pruebas presentadas por Solá estaba un análisis de ADN confrontado con un perito, que decía que «al 99,9%» era hijo del demandando, según una muestra anónima de don Juan Carlos, que el fiscal no avaló.

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Asimismo, presentó otra prueba genética cotejada con la de Ingrid Sartiau, que daban una similitud inicial del 91%. Sin embargo, la parte obvió dos exámenes posteriores. El primero redujo a la mitad el porcentaje de parentesco y el segundo dio negativo, luego no eran hermanos del mismo padre. Una tesis que defendió incluso el abogado de la ciudadana belga en su demanda, en la que cargaba contra Solá por presionarla para desprestigiar a la Casa Real.

La demanda de Sartiau incorpora el acta notarial que firmó su madre, en la que declaró que en 1965 estaba de vacaciones en la Costa del Sol y que conoció un hombre de 31 años «gentil, guapo, dulce y con los ojos azules» con la que tuvo relaciones durante tres noches en un hotel de lujo. Liliane Sartiau afirma que no supo que el hombre con quien supuestamente había estado era el entonces príncipe Juan Carlos hasta que se lo dijo el conserje.

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«Un padre carnicero»

Añadió que la impresionó tanto saberlo que cogió el coche y se fue hacia Bélgica. Destacó que no volvió a tener relaciones sexuales hasta que concibió a su hija, en agosto de 1966, y que no reveló la identidad de su padre hasta el episodio del accidente del entonces Rey de España en Botswana, en abril de 2012. La hija discutió con su madre al ver en televisión la noticia de la cacería de elefantes y fue entonces cuando le dijo: «No hay que hacer caso de la prensa. Es un hombre muy bueno. Lo conozco bien porque es tu padre», según publicó el diario 'El Punt Avui'. Posteriormente, Sartiau declaró en la revista colombiana 'Jetset' que «hubiera sido más fácil vivir con la idea de que su padre era un carnicero» que un rey y que creía en su derecho de reconocerla como hija.

Ahora la maquinaria judicial sigue su curso. Tras la admisión a trámite de la demanda, la defensa del exjefe del Estado tiene 20 días para responder a la petición de la afectada, según el artículo 753 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. La Sala de lo Civil no se pronunciará hasta entonces sobre la prueba de paternidad que exige la demandante.

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Los caminos que se abren son tres. Por un lado, que don Juan Carlos admita la paternidad, con lo que el caso se daría por cerrado. Por otro, que acceda a someterse a la prueba de paternidad; en este supuesto, una vez realizada, se celebraría una vista, probablemente a puerta cerrada, en la que se citaría a las partes, Ingrid Sartiau y don Juan Carlos. Y la tercera opción es que el padre de Felipe VI se niegue a someterse a la prueba ahora reclamada por la mujer belga, lo que obligaría al magistrado José Ramón Ferrándiz a pronunciarse. La vista, según los plazos que se manejan, se celebraría antes de verano.

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