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nuria vega
Sábado, 13 de diciembre 2014, 00:45
'La declaración de La Granja'. Es el nombre del documento con el que Mariano Rajoy y su partido han cerrado filas en torno a la Constitución. Uno por uno, los barones autonómicos han subido al escenario del Centro de Congresos de La Granja de ... San Ildefonso, en Segovia, para leer el texto que sitúa a la Carta Magna como el edificio que hará posible la salida de la crisis, la regeneración política y la integración en Europa. "La Constitución no es intocable, pero no es un juguete. No admite ni bromas ni frivolidades", ha sentenciado el presidente.
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Rajoy, que hace una semana dejó claro en el Congreso de los Diputados que el PP no quiere reformar el texto, ha insistido en que el partido no es "dogmático fundamentalista de esta Constitución concreta" y que sólo se planteará una modificación por "el interés general de los españoles, el interés real o el desarrollo del proyecto común europeo". "Hemos sido colaboradores necesarios de las dos reformas que ha tenido y apoyaremos cualquier reforma futura si ello fuera necesario", ha concluido. En clara referencia a la propuesta de los socialistas, ha vuelto a rechazar la oferta de Pedro Sánchez porque no se viven momentos "para ocurrencias, frivolidades o eslóganes que sólo muestran la desorientación de quien las hace". "Sorprende mucho que se propongan reformas sin definirlas, nuevos consensos sin concretarlos, nuevas formas de convivencia que tienen poco o nada que ver con las necesidades concretas de cada español", ha añadido.
Los límites del presidente siguen siendo los de siempre, los mismos con los que se ha cerrado cualquier puente con la Generalitat que pase por transitar un camino en el que se negocien "la soberanía nacional, la unidad del país, los derechos fundamentales y la libertad y la igualdad de todos". Ante el reto soberanista, el mismo que ha llevado a los populares a volcarse en una campaña de defensa del régimen democrático actual, Rajoy ha respondido que "sobre la exaltación de las diferencias jamás se levanta nada útil".
La declaración que los populares han firmado es un texto de cinco páginas, leído entre los barones regionales. En él se reconocen las figuras del rey Don Juan Carlos y del expresidente Adolfo Suárez, se llama a desoír "populismos" y se defiende "una gran nación". Lo han hecho en las lenguas cooficiales los líderes del partido en Galicia, Cataluña, País Vasco y Baleares. Si la presidenta del PP vasco, Arantxa Quiroga ha recordado a las víctimas del terrorismo, el balear José Ramón Bauzá ha ofrecido la Carta Magna para hacer frente a la corrupción y la catalana Alicia Sánchez Camacho ha ensalzado la vigencia del Estado de las Autonomías y la lealtad institucional.
Precisamente María Dolores de Cospedal ha apuntado que "sólo desde la Constitución seremos capaces de rechazar planteamientos de radicalidad y de ruptura" y "de terminar de salir de la crisis". Una puntualización que no ha pasado desapercibida tras la intervención de Mariano Rajoy esta semana en un foro económico en el que afirmó que "la crisis ya es historia".
Hoy el jefe del Ejecutivo ha querido insistir "en lo mucho que tenemos por delante y en tanto, tanto como nos queda por hacer". Aún así ha sostenido que España ha pasado de "ser el farolillo rojo de Europa a encabezar el crecimiento económico en el continente" y ha arremetido contra los que ahora se "desgañitan" e "ignoran la recuperación" cuando antes "ignoraron la crisis".
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