Un narcisista que entrenaba entre policías

De carácter narcisista, su perfil de Facebook está plagado de fotos exhibiendo músculos, este amante de las artes marciales y el culturismo, y que aparenta bastante menos años de los que tiene, pasaba el día a caballo entre el gimnasio y los chanchullos con los que se buscaba la vida.

Lo curioso es que el popular gimnasio del distrito de Hortaleza que frecuentaba todos los días entre la una y las tres de la tarde se encuentra a menos de 200 metros del Centro Policial de Canillas, el mayor complejo del cuerpo en toda España, en el que trabajan varios miles de funcionarios y donde se ubican las unidades centrales. Buena parte de la clientela de ese gimnasio, como era de esperar, está compuesta por agentes.

Aunque se pasaba el día entre policías, sus amistades y relaciones iban por otro lado. A veces ejercía como cobrador de deudas, sobre todo de asuntos de drogas, para grupos de delincuentes y otras como guardaespaldas de gente de muy dudosa reputación. A veces el que se tenía que guardar las espaldas era él mismo cuando le buscaban para ajustarle las cuentas.

Desde hacía unos meses trabajaba, al menos sobre el papel, para un empresario que se dedicaba a la compra y venta de vehículos usados, alguno de los cuales usó para secuestrar a las niñas. No obstante, los coches no eran su única ocupación. Su nombre también aparece en el registro mercantil relacionado con empresas de electrónica e informática sin demasiada actividad real.

Su vida no podía ser más desordenada. Según la Policía, no tenía un domicilio fijo. Tan pronto dormía en casa de amigos, como se quedaba temporadas en la casa vacía que iba a ocupar su madre o alquilaba alguna otra vivienda.

Dicen los que le conocen que, además de ser un tipo bastante inteligente, el arrestado, que está divorciado, tiene un «ramalazo chulesco y violento», muy particularmente con las mujeres. De hecho, también le consta un antecedente por violencia de género. Asimismo, afirman, es muy meticuloso, como lo fue para intentar borrar cualquier rastro de sus crímenes.