Ramón Gorriarán
Viernes, 4 de julio 2014, 09:55
Como Al Capone. El gánster norteamericano cayó por la delación de un contable sobre su evasión de impuestos. El caso de Iñaki Urdangarin no es el mismo, pero ha visto comprometida su situación procesal por las revelaciones de su contable Marco Antonio Tejeiro al fiscal.
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Tejeiro, un farmacéutico de Gijón nacido en la Nochebuena de 1958, llegó a ser un administrativo, hay quien dice que gerente, del Instituto Nóos , creado por su cuñado Diego Torres e impulsado por Urdangarin. Entró en la compañía como parte de la galaxia Esade, escuela de negocios en la que hizo algunos cursos y participó en algún proyecto de consultoría. Llegó a Nóos de la mano de Torres, casado con su hermana Ana María y profesor de Esade.
No era íntimo de Urdangarin, pero mantuvieron una estrecha relación profesional desde 2003 hasta la ruptura de los dos socios en 2011 por una factura falsa de 70.000 euros. Con tantos años de roce a la espalda se podía permitir el intercambio de correos electrónicos con un aroma amistoso y despedirse con un abrazo. «¿Qué tal tu nueva vida? Ya he seguido tus andanzas por las revistas», comenta el 2 de septiembre de 2009 a su jefe y yerno del entonces Rey. Urdangarin responde: «Bien Marco, recién aterrizado en Brasil. ¿Tú qué tal? ¿Todo bien en verano?». Y es que el marido de la infanta consultaba todo lo relacionado con las finanzas con su contable, y lo que no eran los números. «Nos pregunta la abogada si una vez desahuciada la inquilina le ponemos demanda para cobrar las rentas. Está localizada y se le puede embargar parte del sueldo», preguntó Tejeiro el 26 de noviembre a su jefe. Urdangarin dio luz verde.
Nunca se alejó del duque de Palma, aunque su remuneración no era para tirar cohetes, al menos la que declaraba a Hacienda. De acuerdo a la documentación que obra en el sumario, cobró 22.600 euros en 2007 y 9.625 al año siguiente. No queda claro si era su nómina o eran pagos por trabajos extra. En todo caso , lo que sí parece es que su papel en el entramado empresarial fue menguante. De coordinar el primer Valencia Summit quedó relegado a la administración. «Lo teníamos consignado como contable. Era el encargado de entregarnos la nóminas a fin de mes», declaró un empleado de Nóos ante el juez Castro.
Tejeiro además colocó a su esposa, Carmen Vidal, en los aledaños de Nóos , para cuya consultoría hizo traducciones de textos en inglés desde su casa. También su hermana Patricia trabajó con Ana, la hermana mayor.
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Todos estos lazos no han impedido que el contable haya decidido tirar de la manta ante la perspectiva de los barrotes para responder hasta por siete delitos.
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