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PATRICIA MUÑOZ
Jueves, 17 de julio 2014, 12:04
Ante la histórica Puerta de Brandenburgo, en pleno corazón de Berlín y con casi un millón de aficionados ansiosos por recibir a sus campeones, el escenario era perfecto para una fiesta cinco estrellas, pero en este caso el festejo tuvo una condecoración menos. La pérdida ... de galones no se debió tanto al hecho de que eran cuatro los títulos que celebraban los teutones como por el hecho de sobrepasar, según la crítica, la fina línea que separa la inocente broma de la irrespetuosa burla. Entre agradecimientos a los aficionados, vítores y aplausos, fue un baile en referencia a la selección argentina el que empañó el recuerdo de la grandiosa fiesta que se vivió en Berlín a la llegada de los recientes campeones del mundo.
Dentro de ese ambiente en el que todo eran risas y despreocupación llegó la actuación del sexteto de futbolistas (Klose, Götze, Kroos, Schürrle, Weidenfeller y Mustafi) que, a posteriori, desató la polémica. «Así caminan los gauchos», coreaban los jugadores mientras encorvaban su cuerpo para, después, gritar «¡Y así caminan los alemanes!» al mismo tiempo que se erguían. Muchos han sido los dardos que se han lanzado unas y otras selecciones a lo largo del Mundial, pero parece que el show alemán, por las dimensiones del jolgorio, ha sido el que más daño ha provocado en los receptores de la mofa. El gesto fue considerado una ofensa y una falta de respeto hacia el colectivo albiceleste, algo que no ocurrió cuando los de Alejandro Sabella entonaron un himno riéndose de los brasileños durante el Mundial.
«No se burlan de nadie»
A tenor de las críticas recibidas, una situación que no se dio mientras los argentinos bromeaban con sus vecinos sudamericanos, el presidente de la Federación de Alemania, Wolfgang Niersbach, aclaró que sus futbolistas no tenían la intención de reírse de los albicelestes. «La idea de los jugadores surgió espontáneamente de la emoción y la alegría que se vio. Los deportistas no se burlan de nadie», destacó Niersbach. Asimismo, para evitar mayores represalias también pidió disculpas en nombre de todos los miembros de la selección alemana: «Lo siento si esto fue malinterpretado. Lo sentimos».
Además, con la intención de quitarle hierro al asunto y de demostrar sus buenas relaciones con los altos cargos argentinos, el directivo alemán añadió que hablaría con su «colega» Julio Grondona, presidente de la Asociación de Fútbol de Argentina, para asegurarle que no había intención de «faltarles al respeto» a través de la actuación de Klose y compañía. No obstante, a pesar de las disculpas de Niersbach las críticas hacia los alemanes tanto en redes sociales como desde algunos medios de comunicación, incluso de su país, siguen llegando. «La fiesta de la Puerta de Brandeburgo se transformó en un gigantesco gol en contra. Con una mala burla (...) los campeones mundiales alemanes empañan la imagen de una nación abierta y tolerante», apuntó el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Efecto bumerán
Hasta el baile de los gauchos la burla más recurrente del Mundial fue el cántico argentino sobre los brasileños, pero todo vuelve y los albicelestes no iban a ser una excepción a la hora de aplicar aquello de quien ríe último, ríe mejor. Tras la derrota ante Alemania en la final, han sido los brasileños los que le han dado la vuelta a la tortilla utilizando la misma canción que entonaban Messi y compañía para mofarse de la suerte de los locales como arma para contestar a la mofa. La letra del nuevo himno brasileño hace referencia a la superioridad de su equipo frente al rival y, como en anteriores rifirrafes, compara a Pelé con Maradona: «Argentina, decime qué se siente / al ver de lejos cinco estrellas brillar / Te juro que aunque pasen los años / ustedes nunca nos van a alcanzar / Cinco copas yo tengo y sin hacer trampas / Mi papá (Pelé) no se dopó para jugar / Una cosa yo te digo para que no se le olvide más / Pelé tiene más copas que ustedes». Al final, a pesar de sus diferencias en el terreno de juego, Brasil y Alemania han unido fuerzas con su cántico y su baile, aunque sólo los europeos han pedido perdón.
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