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Robert Basic
Domingo, 29 de junio 2014, 21:23
Todos lo veían perdido menos ellos. No habían hecho gran cosa hasta la recta final del partido y daba la sensación de que México controlaba la situación y de que, con un poquito de sufrimiento y lógicos agobios de última hora por aquello de ir ... por delante en el marcador, liquidaría a Holanda y se metería por primera vez en cuartos de final de un Mundial que se disputa lejos de sus fronteras. Pero sólo era eso, la sensación, porque la flor Oranje brotó en el momento de la verdad y sepultó la alegría del conjunto norteamericano, cuyos jugadores rezaban para que su portero Ochoa detuviera el penalti de Huntelaar. El meta agotó su cupo de milagros volvió a hacer paradas de muchísimo mérito y sólo pudo acompañar con la mirada el balón lanzado por el delantero, que supuso la remontada de los hombres de Van Gaal y la eliminación de un equipo que ya se veía en la siguiente ronda.
Todo lo que hizo Holanda ayer cabe en cuatro minutos mágicos y justo cuando terminaba el tiempo reglamentario. 240 segundos en los que los tulipanes dejaron sin efecto el precioso gol de Gio, primero, y dieron la vuelta al marcador con un tanto de penalti y en el descuento de Huntelaar, después. Los mexicanos no se lo creían y en la banda se veía a jugadores arrodillados y mirando al cielo encadenando plegarias, pero ayer Dios vestía de naranja. Olía a flores, a tulipanes. «Fue un todos contra México», denunció el seleccionador azteca, Miguel Herrera. «Se tiró tres veces de picado (Robben) y no le dijeron nada. Hoy (por ayer) el hombre del silbato nos ha echado del Mundial», protestó la pena máxima con la que el árbitro sancionó la acción de Márquez en el tiempo añadido.
México mereció mucho más, sobre todo en la primera parte, y nada más arrancar la segunda mitad se encontró con un maravilloso gol de Gio desde fuera del área. Y a partir de ahí se equivocó. Dio dos pasos atrás (o tres) y comenzó a defender su exigua ventaja. Así se llegó al minuto 88, cuando Huntelaar, que había salido por Van Persie (m.76), cabeceó hacia atrás un córner y Sneijder envió un obús que por poco rompe la red de Ochoa. Holanda había logrado empatar un partido que tenía prácticamente perdido, y segundos más tarde se encontró con un penalti provocado por Robben. Riguroso. Él quiso tirarlo, pero al final se lo cedió al delantero del Schalke 04, quien había fallado cuatro de los últimos cinco lanzados. Ayer lo ajustó al palo izquierdo y metió a los suyos en los cuartos de final. Sólo tocó el balón seis veces y le bastó para marcar y dar una asistencia de gol.
La generosidad de Kuyt
Pero ayer hubo otro protagonista que merece ser destacado por su capacidad de adaptación y asunción de roles alejados de su perfil. Dirk Kuyt, delantero del Fenerbahce, quien cumplió 100 partidos internacionales con Holanda, salió de titular y comenzó en el lateral izquierdo. En la segunda parte, y tras la entrada de Depay por Verhaegh, se trasladó al lateral derecho. Defendía y atacaba, robaba balones, presionaba... A sus 34 años, terminó el choque con casi 11 kilómetros recorridos y soportando temperaturas por encima de los 32 grados.
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