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Ignacio Tylko
Miércoles, 25 de junio 2014, 00:26
Bosnia Herzegovina, la única debutante del Mundial, no podía avanzar a octavos de ninguna manera pero jugó su último partido con gran profesionalidad. Ya había avisado su seleccionador Safet Susic, el mejor futbolista bosnio de siempre, presente en dos mundiales con Yugoslavia y estrella del ... París Saint-Germain entre 1982 y 1991, que asumían la obligación de salvaguardar el honor de su pequeño país y dejar una buena impresión con una victoria.
Podrían haber llegado más lejos de no ser por el polémico gol anulado a Dzeko ante Nigeria, pero al menos se van con tres puntos. Sirvió para poco pero el delantero del Manchester City se tomó el desquite con el primer tanto ante Irán, que antes del partido aún soñaba con poder clasificarse. Necesitaba vencer, que Argentina le ganase a Nigeria y esperar a la diferencia de goles (+1 para los africanos y -1 para los asiáticos cuando arrancó la jornada).
El objetivo no logrado por el técnico portugués Carlos Queiroz era conseguir que Irán mantuviera la concentración, disciplina y solidez defensivas con un mayor acierto en ataque. Pero, decididamente, le falta entre otras muchas cosas gol a esta selección persa, muy plana y con apenas un par de jugadores interesantes como Nekounam y Masoud Shojaei, ambos ex de Osasuna y este último ahora en la Unión Deportiva Las Palmas. Cayeron pero al menos celebraron el solitario tanto de Reza, el héroe que les clasificó para el Mundial con un gol histórico en Seúl.
Cuentan los periodistas iraníes que la planificación mundialista ha sido un desastre desde que su selección obtuviera la clasificación en junio del año pasado con esa victoria a domicilio sobre Corea del Sur. Apenas cinco partidos de preparación porque ver jugar a equipos en Teherán es difícil y hay pocos fondos para poder enfrentarse a un rival fuerte en otros países.
Además, las sanciones internacionales han impedido a la Federación de Irán cobrar el dinero que, al parecer, se le deuda desde el extranjero. Por algo han pasado ya 16 años desde la primera victoria en un Mundial de Irán. Se marcha de Brasil sin puntos y con sólo un gol marcado, pero con el orgullo de haber sido la única selección representativa del oeste de Asia en el mayor evento deportivo del planeta.
El mediocre partido lo desequilibró Dzeko mediado el primer tiempo. Fue un bonito gol, fruto de una acción individual que culminó con un disparo raso desde fuera del área que entró tras golpear en el poste. Irán trató de reaccionar pero nunca mostró convicción. Pudo empatar tras una notable maniobra de Masoud, pero su disparo botó sobre la raya tras golpear en el travesaño. Así lo dictaminó enseguida la tecnología, que le evitó un problema a Velasco Carballo.
Pranjic, tras una pérdida iraní en la salida, acabó con toda emoción tras el descanso. Acortó distancias el delantero iraní del Charlton Athletic, pero casi a continuación el lateral Vrsajevic fulminó a los persas en un contragolpe de libro. Por extraño que resulte, fue el primer triunfo bosnio ante Irán después de nada menos que seis partidos, cinco de ellos amistosos.
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