Chiellini muestra el mordisco de Suárez.
Primera Fase

Luis Suárez, una vida a mordiscos

El delantero uruguayo repitió con Chiellini una de sus frecuentes acciones antideportivas por las que acumula 26 partidos de sanción en Europa

Javier Bragado

Martes, 24 de junio 2014, 21:46

Luis Suárez se ha convertido en una caricatura de su propio personaje. Se trata de un delantero con gran calidad, capacidad para anotar y una gran cultura del esfuerzo, pero sus acciones antideportivas han terminado por dejar una huella mayor entre los aficionados que sus ... cualidades para el fútbol. En Ámsterdam, donde brilló en el Ajax, se le apodó El Caníbal después de que mordiera al jugador del PSV Eindhoven Otman Bakkal en 2010. Entonces su propio club promovió una sanción que se cifró en siete partidos sin jugar en la liga neerlandesa. En abril de 2013, ya enrolado en el Liverpool, volvió a emplear sus incisivos contra un rival. El balcánico Branislav Ivanovic recibió el mordisco y le denunció en comisaría. «Estoy triste por lo que ha sucedido esta tarde. Pido perdón a Ivanovic y al mundo del fútbol por mi inexcusable comportamiento. ¡Lo siento mucho!», dijo entonces el uruguayo. El serbio retiró la denuncia y aceptó las disculpas mientras que Mike Tyson, el boxeador que arrancó un trozo de oreja a Evander Holyfield con un mordisco, empezó a seguir al uruguayo en Twitter. La acción se cerró con una sanción de siete partidos por la agresión y tres más por su reincidencia en acciones antideportivas. «Asumo que aquella acción no es aceptable en un terreno de juego, así que no quiero dar una impresión equivocada a la gente apelando», comunicó el salteño tras conocer su castigo.

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El último episodio de la epidemia de los mordiscos ocurrió en la calurosa y húmeda Natal. Con el resultado empatado a cero el delantero se acercó a Chiellini y hundió sus dientes en el hombro del italiano. El defensa respondió con un codazo y ninguno de los árbitros advirtió la pelea aunque se bajó la camiseta para mostrar la marca de la dentadura. «Fue ridículo que no le expulsaran, aún tengo la marca», aseguró el transalpino al acabar el partido. «Era evidente, claro y después hubo un gesto obvio porque sabía muy bien que había hecho algo que no debería haber hecho. El árbitro debería haber pitado y haberle mostrado la roja, también porque ha simulado», insistió el agredido a la RAI tras perderse los octavos de final del Mundial.

Después de las evidencias y las imágenes de televisión, el delantero se expone a una sanción ejemplar que podría agravarse por su reputación más allá de los mordiscos. Con Uruguay, en un partido de las eliminatorias de clasificación contra Chile, dio un puñetazo a Gonzalo Jara que no vio el árbitro. En Inglaterra fue sancionado con siete partidos por llamar repetidamente «negro» a Patrice Evra y después con uno más por dirigir gestos obscenos a los aficionados del Fulham. En el Mundial de Sudáfrica se perdió las semifinales después de que evitara con una parada con la mano un tanto de Ghana en los cuartos de final. En definitiva, el historial de Luis Suárez ha terminado por ser tan extenso como su palmarés.

En Brasil el uruguayo ha dejado una muesca más de su dentadura. Otra más que puede también hacer más profunda la huella en una ficha con méritos para ser policial. ¿Habrá castigo? «Son cicatrices viejas, se da cuenta cualquier estúpido», acusó Lugano, capitán de Uruguay. «Es una Copa del Mundo, no hacemos moral. El partido tiene cosas más significativas e importantes que esto», respondió el seleccionador oriental, Óscar Washington Tabárez, para desviar la atención. Chiellini regresa a Italia eliminado y con una marca en el cuerpo mientras que la FIFA tiene ahora la pelota en su tejado.

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