Casillas, cariacontecido ante Holanda.
Primera fase

El vestuario espera al buen Casillas

Su entorno asegura que el portero está tranquilo y, aunque habrá cambios contra Chile, parece difícil que pierda la titularidad

Enrique Yunta

Domingo, 15 de junio 2014, 12:31

La imagen de Íker Casillas gateando en el quinto gol de Holanda, persiguiendo a la desesperada a Arjen Robben, resume a la perfección lo que fue el estreno de España en este Mundial. También la actuación del portero, irreconocible en una tarde desastrosa, superado hasta ... en cinco ocasiones y con errores de bulto como en el último acierto de Van Persie. La opinión se justifica en las propias palabras del capitán, que en un alarde de responsabilidad quiso pasear por la zona mixta para alzar la mano y aceptar su pésimo encuentro. «Pido perdón a la afición por esta derrota. Ha sido mi peor actuación personal en mi vida con la selección. Mi partido ha sido horroroso». España, ya sin margen para el fallo, espera ahora al buen Casillas.

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Se sabe poco de él en los últimos tiempos, ensombrecido su curso porque en el presente gestiona como puede una situación atípica en la cueva del Real Madrid. Diego López es el titular en la Liga y a Casillas le queda el consuelo de la Copa del Rey y de la Champions, precisamente los títulos que este año ha levantado el conjunto blanco. El guardameta sale en las dos fotos alzando los trofeos, pero la de Lisboa, la de esa batalla contra el Atlético que derivó en la Décima, queda la imagen de Casillas llorando, castigado desde el gol de Godín por una muy mala salida suya. Vivió con angustia todo el encuentro y se sintió liberado porque Sergio Ramos hizo que la portada fuera otra con ese tanto sobre la bocina que llevó el duelo a la prórroga. El beso que le dio al central lo dice todo.

Casillas vive en un permante debate desde que perdió la indiscutible titularidad del Real Madrid en tiempos de José Mourinho, una era traumática que le alteró emocionalmente. Se sintió cuestionado después de haber dado tanto y perdió la confianza porque antes de que llegara Diego López le quitó el puesto Adán, que ahora está con el Real Betis en Segunda. Y cuando aterrizó Carlo Ancelotti en el Santiago Bernabéu, el italiano le entregó la portería en dos torneos que carecen de la continuidad de la Liga. Los fines de semana eran libres para Casillas, con chándal y en el banco.

Cuesta sentenciar a alguien que ha hecho tanto, pero hay algo inquietante en la mirada del portero. Se aplaude el «mea culpa», pero hay hastío en sus palabras, como la sensación de estar agotado. «Recibir, estar callados, entrenar y pensar en el encuentro del miércoles», comentó. Se esperan cambios, pero nadie imagina que el capitán se quite los guantes y Del Bosque cuida esos detalles. El seleccionador tiene, además, un cariño especial hacia el madrileño, saltándose incluso sus propias normas porque le ha esperado siempre aunque dejase de jugar en el Real Madrid. Sucedió el año pasado en la Copa Confederaciones y durante la fase de clasificación

El discurso del capitán

Cuando Del Bosque daba la rueda de prensa en el Arena Fonte Nova, se organizó un improvisado debate en la caseta. En realidad, fue un monólogo porque el encargado de alzar la voz fue Casillas, que cuando habla el resto escucha. «Dio una prueba de capitanía, de compromiso con la selección. Cuando llegué de la rueda de prensa él estaba charlando con todos con un silencio solemne. Se culpaba de algunas cosas, pero ponía las bases del futuro. Sabe que mucha gente está detrás de nosotros y actuó de capitán. Me pareció un discurso positivo, majo y útil», desveló ayer Del Bosque.

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Cuentan los cercanos al portero que está tranquilo y que la digestión de la resaca no fue tan dolorosa. «Me parece muy injusto centrar todas las críticas en Iker. Gracias a él no nos han metido más goles», recordó Piqué. «Veo a Íker como a cualquiera. Es cierto que la presión y todo lo peor recae en ciertos jugadores que llevamos más tiempo. Con eso hay que vivir. De mí se puede hablar del mal partido de ayer, cada uno tiene su rol. Le veo mal, claro, como a cualquiera. Pero lo veo muy motivado y convencido de que se puede».

Ya por la tarde, se entrenó con aparente normalidad, una tarde más de trabajo. Busca su estrella, que no puede estar muy lejos porque hace nada era un titán entre los palos. Mientras, en España se espera al porterazo, que en 155 internacionalidades y un puñado de títulos ha dado motivos de sobra como para confiar en él.

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