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M. Trigueros Rodríguez
Domingo, 31 de octubre 2021, 01:29
La esencia de Lexus está concentrada en el LC500 Cabrio. Todo lo que inspiró el nacimiento de la marca se concentra en este modelo deportivo descapotable, que no pasa desapercibido cuando circula por calles y carreteras. En 2005 nacía la Lexus y se acordó ... que su filosofía fuera la denominada 'Yet' (a la vez). Esto implicaba que sus vehículos gozaran de la mejor estabilidad 'y a la vez' fueran confortables, rápidos y eficientes, muy silenciosos y ligeros, elegantes y aerodinámicos, además de tener un interior cálido y atractivo al tiempo que funcional. Todo eso, que es una constante en los vehículos de la marca nipona, en el caso del LC500 Cabrio se acentúa aún más.
El LC 500 Cabrio es un coche confortable, ideal para viajar por la suavidad en su rodadura, como pudimos comprobar por la costa levantina en un trayecto que partía desde Madrid. Muestra un gran aplomo en terrenos revirados, especialmente en las carreteras serpenteantes que discurren por la costa desde Moraira a Altea, pasando por Calpe. Responde muy bien en las curvas y en los adelantamientos, donde la aceleración de 5 segundos de 0 a 100 km/h garantiza que se supera de forma solvente cualquier situación comprometida durante la maniobra.
Con buen tiempo, viajar con el coche descapotado resalta aún más el refinamiento del vehículo, que capta como un imán la mirada de los peatones y de los conductores de otros vehículos con los que nos cruzamos.
El Lexus LC 500 Cabrio descapotable sólo está disponible con motor V8 de gasolina de 477 CV, una caja de cambios automática de diez relaciones y tracción trasera. Un modelo de lujo que lleva parejo un precio para sibaritas, 155.000 euros. En el interior la calidad de materiales es Premium, con cuero en todas partes -salpicadero, puertas, reposabrazos, asientos…- .
Las plazas delanteras son amplias, con dimensiones perfectas para todo tipo de tamaños de conductor y acompañante. Sin embargo, detrás, ocurre todo lo contrario, no solo por la anchura, la distancia para las piernas, sino también por la altura cuando se circula con la capota. El maletero paga el precio de tener que albergar la capota de lona retráctil, con un volumen de 197 litros, suficiente para tres maletas de cabina.
Cabrio y ruido suelen ir aparejados en casi todos los modelos, sin embargo, en el caso del LC500 no es así. La capota tiene cuatro capas de tela y aísla el habitáculo del ruido exterior durante la marcha. La capota se puede abrir en movimiento de hasta 50 km/h. La apertura se produce en 15 segundos y el cierre en 16.
El motor, atmosférico con ocho cilindros colocados en uve y 5,0 litros de cilindrada, va asociado a una caja de cambios automática de diez relaciones. Para aumentar la sensación de deportividad, tiene un sistema que reproduce el sonido de la admisión del motor por los altavoces. El LC 500 Cabrio tiene calefacción en el volante y los asientos, así como ventilación a la altura del cuello.
En el camino, tras recorrer por autovía el trayecto entre Madrid y Moraira (Alicante), iniciamos un trayecto que arranca en cala Portet, donde aprovechamos para disfrutar de su arena fina y un mar tranquilo, casi una piscina. Tomamos algo en el chiringuito El Chamizo. Seguimos después camino hasta Calpe, donde el Peñón de Ifach preside todo. Aprovechamos para comer en el puerto en uno de los restaurantes que te ofrecen arroces y pescados frescos. Por la tarde, ya en Altea, es obligado subir al casco antiguo, pasear por sus calles estrechas, disfrutar de las vistas desde sus miradores y cenar en algún restaurante, como La Claudia.
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