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Patxi Fernández
Madrid
Martes, 27 de abril 2021
El próximo 11 de mayo entran en vigor los nuevos límites de velocidad establecidos dentro de las nuevas medidas y reformas en la normativa de tráfico, con el objetivo de reducir la siniestralidad especialmente en lo que se refiere a los usuarios de las ... vías más vulnerables, tal y como recoge el Real Decreto 970/2020 que modifica el artículo 50 del Reglamento General de Circulación para establecer nuevos límites de velocidad en zonas urbanas.
Además de la polémica generada por la reducción de la velocidad máxima permitida, que en algunos casos pasa a ser de 20 km/h, ahora el sector de la señalización vertical, la seguridad vial y la movilidad urbana, a través de la asociación Afasemetra, ha denunciado las malas prácticas que están realizando algunos municipios con el fin de actualizar la señalización vertical de sus calles.
En concreto, para reemplazar el límite genérico en las señales existentes, se está recurriendo en diversos municipios a «colocar encima láminas retrorreflectantes con la nueva velocidad sobre las señales existentes, lo que no es recomendable en absoluto y puede no cumplir con las medidas mínimas de seguridad vial que se deben exigir», según confirma el presidente de Afasemetra, Francisco Cano.
Se trata de una práctica que «vuelve a repetirse tras el cambio en el límite genérico de velocidad en autopistas y autovías en el año 2011», añade.
Los nuevos límites dependen del tipo de vía. Así, solo se podrá circular a un máximo de 20 km/h en vías que dispongan de plataforma única de calzada y acera; 30 km/h en vías de un único carril por sentido de circulación y 50 km/h en vías de dos o más carriles por sentido y travesías.
La normativa recoge que los carriles reservados para la circulación de determinados usuarios o uso exclusivo de transporte público no serán contabilizados, y los vehículos que transporten mercancías peligrosas circularán como máximo a 40 km/h en las travesías y vías de dos o más carriles por sentido.
El Real Decreto también establece que las velocidades genéricas podrán ser rebajadas por la Autoridad Municipal previa señalización específica.
Desde Afasemetra recuerdan que los requisitos imprescindibles de la señalización vertical son los de visibilidad, legibilidad, comprensibilidad y credibilidad, para los que la entidad recomienda, en primer lugar realizar una revisión del estado de las señales, «si a una señal con más de 10 años le ponemos un parche de lámina retrorreflectante nueva se va a notar la diferencia con toda seguridad y sobre todo en condiciones nocturnas donde el conductor solo verá el parche y no la señal completa», recordando que dichos 10 años es la garantía que da el fabricante. Lo correcto es «utilizar el tamaño de señal adecuado para cada tipo de vía, así como material retrorreflectante al tratarse de una señal de reglamentación según se indica en el artículo 136 del Reglamento General de Circulación», comenta su presidente.
Asimismo, estas nuevas señales deben cumplir los principales estándares de calidad y contar como mínimo con el Marcado CE obligatorio para la señalización permanente, al igual que sucede en las vías interurbanas. «La señalización contribuye a crear ciudades más amigables, a eliminar momentos de incertidumbre, y supone una inversión muy baja en relación con el beneficio en materia de seguridad vial que se puede obtener», añade.
Otro aspecto decisivo es la forma de fabricación de las señales. La aplicación de las láminas retrorreflectantes debe realizarse en un lugar cerrado y con unas condiciones de temperatura y humedad controladas. Además, se deben aplicar sobre superficies metálicas perfectamente limpias y secas, en posición horizontal para garantizar una presión constante y uniforme.
Por lo tanto, «poner láminas sobre las señales instaladas implica no cumplir con estos requisitos técnicos mínimos, pudiendo originarse embolsamientos, falta de adherencia al estar sucio el sustrato, transparencia ya que en algunos casos las láminas dejan ver el fondo con la velocidad anterior, o incluso no cubren la zona íntegramente, por lo que producen una alta confusión. En definitiva es un parche», comenta. Y por último añade «que el ahorro que se produce utilizando láminas es mínimo y puede ocurrir que en poco tiempo la adhesión defectuosa haga que sea necesario sustituir la señal, con lo que el coste se incrementaría».
Afasemetra asegura que existe una falta de un inventario real sobre cuántas señales existen, cuántas están deterioradas y qué cambios necesitan para cumplir con la ley en la mayoría de los municipios. Esto puede «conllevar retrasos en el cambio de señalización, provocando un importante problema de confusión entre los ciudadanos, pero que no se puede resolver con una solución transitoria y de pocas garantías como es poner una lámina que no cumple ningún requisito».
De hecho, uno de los objetivos de esta nueva normativa es mejorar la convivencia entre los diferentes modos de transporte y usuarios de la vía, así como reducir el número de muertes en el ámbito urbano, que aumentaron un 6% en 2019 con un total de 519 fallecidos.
Finalmente, desde esta asociación se ponen a disposición de «cualquier municipio del territorio nacional para ofrecer su asesoramiento técnico sobre los pasos a seguir para realizar este proceso de forma segura», concluye su presidente.
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