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Juan Roig Valor
Jueves, 23 de enero 2025, 11:00
El interés por los coches eléctricos se está deshinchando en el momento que más lo necesitan los fabricantes europeos, que de no alcanzar sus objetivos de emisiones en 2025, tal y como está planteada la ley por parte de Bruselas, se enfrentan a multas de ... miles de millones de euros.
La demanda por movilidad cero emisiones ha estado ligada directamente a los incentivos gubernamentales a la compra de estos coches, y en cuanto gobiernos como el alemán o el francés han eliminado los suyos, el golpe se ha visto en las ventas a nivel europeo y ha provocado que España pierda su posición como octtavo productor de automóviles a nivel mundial.
Según el último estudio del Mobility Institute del RACC, elaborado para Europcar, se ve que la tendencia no es prometedora para los próximos cinco años. De las personas encuestadas, solo un 10,9% se plantea comprar un eléctrico en sustitución de su vehículo actual.
La gran mayoría considera hacerlo con un híbrido, tanto si es convencional (41,1%) como si es enchufable (15,6%). Por su parte, los modelos térmicos tradicionales siguen acaparando el tercio restante.
Para el director financiero de la filial española de la compañía de alquiler, Gerardo Bermejo, «el coche eléctrico todavía no está seduciendo al gran conjunto de la población. Aunque ya más de una cuarta parte de la población ya sabe lo que es conducir uno, solo tenemos en España 170.000 circulando. Hay que insistir en sus ventajas para seguir empujando su uso: menos emisiones, una autonomía que supera los 500 km en muchos modelos y evitar las restricciones a la movilidad en las ciudades».
Europcar cuenta con una flota de entre 40.000 y 60.000 vehículos en función de los picos estacionales, de los cuales unos 2.000 son cero emisiones. Sin embargo, el estudio que presentaron en Fitur señala que el principal motivo para alquilar un coche es el precio (90%) y que optarán por un coche térmico o híbrido la próxima vez que alquilen (88,8%).
No es de extrañar: aunque para las empresas de alquiler –y los conductores– sea más barato cargar su coche que repostar, los modelos siguen siendo más caros que los de combustión y, en el caso de los clientes, la recarga supone añadir la gestión de distancias y tiempos de recarga a sus vacaciones.
De hecho, optar por un coche cero emisiones se está estrechamente ligado al poder adquisitivo: un tercio de las rentas más altas lo ha conducido, mientras que en las más bajas esta proporción se reduce al 20%. Los motivos que alegan, según el informe de RACC, es el ahorro en combustible, la facilidad a la hora de acceder a las zonas restringidas en las ciudades, y, finalmente, el respeto al medio ambiente.
«Si el eléctrico no termina de despegar no es por falta de concienciación, sino de facilidades de carga e incentivos. Aunque algunos de nuestros clientes particulares aún tienen reservas con respecto al eléctrico, nosotros tenemos que jugar un papel en su adopción. Nos encontramos ante un problema en la transición entre lo que había y lo que vendrá, pero ya vivimos algo parecido con el paso de las transmisiones manuales a las automáticas», concluyó Bermejo.
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