Un trabajador de la fábrica de Volkswagen en Puebla (México). Reuters

Stellantis y Volkswagen, ante pérdidas de miles de millones por los aranceles de Trump

Juan Roig Valor

Jueves, 6 de febrero 2025, 10:00

La postura de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, después de su reelección no podía ser más evidente: «Es una atrocidad lo que ha hecho la Unión Europea». El hecho innoble al que se refería era el de no comprar más productos 'Made-in-USA', lo que había llevado al país norteamericano a tener un déficit comercial de «350.000 millones de dólares» entre ambos bloques. Esta cifra puede ser imprecisa, pues momentos antes había citado 300.000. El último dato oficial, recogido por Eurostat, cifraba este déficit en 158.000 millones de euros en 2023.

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«No compran nuestros coches, no compran nuestros productos agrícolas, no compran casi nada», sentenció Trump, que afirmó que el bloque comunitario «sin duda se enfrentará a aranceles». La política comercial internacional ha sido uno de los focos que de Donald Trump nada más hacerse con las llaves de su despacho en la Casa Blanca. Precisamente, uno de los motivos que le llevaron hasta allí fue la promesa de proteger la industria nacional, un punto crítico para los estados bisagra en las elecciones, dado que están perdiendo su tejido productivo.

Desde el Instituto de Investigación Grantham, afirman que «es evidente que este déficit comercial existe, pues solo refleja que los compradores americanos prefieren el producto europeo en los casos que ambos se ofrecen a ambos lados del Atlántico. Washington no ha explicado claramente qué es lo injusto de las prácticas o políticas europeas, no ha habido acusaciones de subsidios ilegales o que las condiciones fiscales sean más ventajosas en el Viejo Continente. De hecho, seguramente sea al contrario».

De momento, Trump no ha impuesto aranceles adicionales a la Unión Europea, pero siguen en pie los que implementaron en su anterior legislatura: un 25% adicional para el acero comunitario, y un 10% para el aluminio. A esto, Bruselas respondió cobrando más a motos, vaqueros y whisky.

En lo que respecta a la automoción, los coches que entran en las fronteras europeas han de pagar una tasa del 10%, mientras que hacerlo en las americanas cuesta 2,5%, un punto que el presidente de EEUU ha señalado reiteradamente como injusto para su industria. Sin embargo, los analistas de Deutsche Bank señalan que aumentarlos hasta el 10% podría reducir entre un 0,5% y un 0,9% el PIB comunitario, que está previsto que crezca apenas un 1,5% en 2025 y un 1,8% en 2026.

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Desde Oxford Economics afirman, sin embargo, que el Gobierno norteamericano podría aumentar sus tasas hasta el 25%, poniendo en jaque prácticamente todas las exportaciones al país.

En 2023, Estados Unidos fue el mayor comprador de la industria manufacturera europea, y de los 502.000 millones de euros que adquirieron, un 41% de ellos estaban clasificados bajo Vehículos y Maquinaria. Por países, Alemania ocupa la primera posición, seguido por Italia e Irlanda.

Desde Bruegel, un 'think-tank' basado en Bruselas, afirman que «Alemania está en una posición particularmente vulnerable, pues basaron su crecimiento económico a la exportación de maquinaria industrial y coches, principalmente a China. Pero desde la pandemia, en el país asiático priman sus propios productos».

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México y Canadá

Una de las primeras decisiones de Trump al llegar a la presidencia fue la de imponer unos aranceles del 25% a todos los productores de sus compañeros del USMCA, México y Canadá, salvo para el petróleo de estos últimos, que lo haría en un 10%.

Esto ha disparado las alarmas en la interdependiente industria de automoción norteamericana, que lleva cruzando las fronteras de los tres países desde que se estableció el acuerdo de libre comercio NAFTA, en 1994. En términos comparativos, EEUU recibe aproximadamente la misma cantidad de coches de la Unión Europea que de México, pero en componentes se trata de cuatro veces más. México, es el séptimo país del mundo en términos de producción, y destina un 80% de sus vehículos -alrededor de 2,8 millones- a su vecino del norte.

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Aunque los modelos europeos de Volkswagen no tienen mucha acogida en EEUU, su fábrica de Puebla es la más grande del país, allí se fabrican los Tiguan, Taos y Jetta, que van a parar al mercado americano. Según los analistas financieros de Bernstein, estas tasas pondrían en jaque alrededor de 8.000 millones de facturación para el fabricante.

Stellantis, el cuarto fabricante más grande del mundo, también cuenta con dos fábricas en México -Saltillo y Toluca-, de donde salen los lucrativos pick-up de RAM y el Jeep Compass. Cada punto porcentual de aranceles se traduciría en pérdidas operativas de 160 millones de euros, o alrededor de 1,4% de su pronóstico para 2025. Sumadas todas, esto podría traducirse entre 3.600 y 4.000 millones de euros del ejercicio, golpeando especialmente las maltrechas operaciones norteamericanas del conglomerado francoitaliano.

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Aunque los tres países han frenado un mes la entrada en vigor de estos aranceles a cambio de más vigilancia en las fronteras que les separan, las bolsas no tardaron en reaccionar: las acciones de Volkswagen y Stellantis cayeron un 6% al día siguiente del anuncio. Las de Volvo, Mercedes-Benz, BMW y Porsche retrocedieron todas entre un 3,4% y un 5,2%.

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