El síndrome 'postresidencia'

«Para los perros son unos días de libertad, de no usar correas ni collares, de olfatear, jugar, socializar y pisar charcos, una conducta natural que en ciudad generalmente está muy restringida por normativas municipales», exponen Diana Marín y Blanca Segura, de la residencia Peludos (Navarrete). «Además, maduran psicológicamente ya que al proveerles de todo: amor, cuidados, comida, compañía... muchos tienen un poco el síndrome de Peter Pan y estar sin sus humanos, hacer nuevos amigos, les da otra perspectiva, ganan en seguridad y en empatía, y se sienten maduros», describen Marín y Segura. La consecuencia es clara: «Nuestros clientes nos comentan en muchas ocasiones que, después de pasar por Peludos, se portan mejor».

Por otra parte están los gatos, algunos no salen de casa y cambian de aires por primera vez. «Su vida es muy segura en un piso, pero en ocasiones también rutinaria, y una residencia sirve para romper esa rutina y vivir experiencias nuevas en un ambiente seguro y controlado, pero también muy rico en estímulos», añaden.

Iván Rivera, de la residencia Riverarce (Rodezno), declara que «es normal que los perros vuelvan muy relajados a sus hogares». «La mayor parte de Riverarce está destinada al recreo, contamos con diez espacios de recreo perfectamente vallados donde pasan unas ocho horas al día moviéndose, jugando, pudiendo olfatear todos los nuevos olores, sin prisa, sin correa ni collar, elementos que tantas tensiones y frustración generan en el día a día. El significativo aumento del tiempo de la actividad física respecto al que los propietarios pueden darles en su hogar, unido a la calidad de este recreo, es uno de los puntos clave», señala Iván Rivera. Eso, unido a la supervisión de etólogos, favorece que mejore su autoestima y sus habilidades sociales.

«Hay casos que el cambio en la manera de relacionarse tanto con los cuidadores como con otros perros es abismal y es que saber manejar nuestra actitud corporal y saber leer la suya es vital para hacer su adaptación lo más rápida y positiva posible», advierte Rivera. También apunta a que «si los perros vuelven más tranquilos a sus casas es gracias al descanso que propician sus habitaciones individuales e íntimas».

La Residencia Alea-Can (Calahorra) está especializada en perros agresivos o especiales y su responsable, Cecilia de Blas, asegura que «incluso ellos están más relajados y son más perros después de pasar una temporada con nosotros». «La experiencia nos ha demostrado que, si la residencia es de calidad, los perros tienden a regresar más cansados y ligeramente más sucios. Esto indica que han estado realizando ejercicio y socializando con otros perros, en lugar de estar confinados en un chenil. Si, por el contrario, un perro regresa estresado y sin control, esto suele ser signo de que ha acumulado estrés al permanecer encerrado en un chenil», advierte Cecilia de Blas.

«La separación de sus propietarios y la interacción con otros perros en un entorno nuevo permite que los perros, muestren su verdadero carácter. Generalmente, se calman y socializan mucho mejor que cuando están atados o bajo el control de sus dueños», expone la responsable de Alea-Can. «Muchos de nuestros residentes nos comentan que no pueden llevar a sus perros a áreas con otros perros debido a problemas de agresividad o reactividad. Sin embargo, nosotros enviamos diariamente un vídeo a sus propietarios donde se puede observar a los perros interactuando de manera natural con otros caninos», presume Cecilia de Blas.