Urna con las cenizas de Kenia, perra fallecida. D. M. A.
Animaladas

Ha muerto mi mascota, ¿qué hago con ella?

Los veterinarios recomiendan la incineración por ser más higiénico y digno para el animal; existen dos crematorios específicos en Logroño

Diego Marín A.

Logroño

Sábado, 17 de junio 2023, 20:45

La muerte de una mascota a menudo se convierte en un trauma para sus dueños. La dependencia del humano por parte del animal hace que los fallecimientos sean dolorosos, sobre todo porque a menudo son seres muy queridos. Y, por encima de la pérdida, supone ... un verdadero problema decidir el momento, porque la mayoría de las mascotas mueren por eutanasia, cuando dueños y veterinarios consensuan que su calidad de vida ya no es buena, por vejez, enfermedad o las dos cosas, y la 'salida' más digna es la muerte.

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De hecho, la nueva normativa municipal de tenencia responsable y protección de animales del Ayuntamiento de Logroño prohíbe el sacrificio de animales de compañía sin otra justificación. «Únicamente se procederá a la eutanasia justificada bajo criterio y control veterinario con el único fin de evitar su sufrimiento o por motivos de sanidad animal, de seguridad de las personas o animales», indica la regulación, especificando que el procedimiento debe realizarlo personal veterinario colegiado. ¿Y qué hacer después con el cadáver? El depósito de cualquier especie animal en la vía pública está prohibido, salvo autorización.

A muchos les gustaría poder enterrar a su mascota, pero no existen cementerios de animales en La Rioja, algo que sí sucede en localidades como en Villabrágima (Valladolid), Galdames (Vizcaya), Montserrat (Valencia) o Cartagena (Murcia). En 2010, el V Concurso de Ideas de Negocio de la Cátedra de Emprendedores de la Universidad de La Rioja otorgó un premio a Rosario Miguel y Vega García por la idea de crear un cementerio de mascotas, «una necrópolis de animales que respeta el entorno medioambiental y que permite realizar visitas en las que disfrutar de un paraje tranquilo que invita al paseo y a la meditación». El proyecto, que ofrecía «un servicio singular que pone en valor terrenos en desuso, recursos naturales y paisajísticos en una localización concreta», como era el valle del Jubera, nunca se llevó a cabo.

«La legislación no es clara. A nivel europeo se obliga a que los animales sean incinerados o se trate el cadáver destruyendo los microorganismos, permitiendo el entierro solo con permiso. Pero, con la aparición de la incineración, se debe incinerar, aunque es difícil que nadie le diga algo a alguien que entierre a su mascota en un terreno privado», explica Juan Pedro Díez, veterinario y responsable de Incican, incineradora de mascotas de Logroño, pionera en La Rioja cuando empezó con el servicio hace ahora dos décadas.

La solución más higiénica, sanitaria y segura es la incineración, de cuyo trámite pueden ocuparse las propias clínicas veterinarias de La Rioja, contactando con algunas de las empresas que se dedican a ello en la región. Una es el crematorio de Incican y otra, Animal Crem, ambas con servicios a domicilio, de urgencia y para todo tipo de animales (perros, gatos, roedores, aves, reptiles…), aunque también ofrece servicio el Centro de Acogida de Animales de Logroño, cuyas tarifas son de 80 euros para gatos, de 100 euros para exóticos y entre 112 y 230 euros para perros, según su peso, y de manera individual, pues hacerlo de forma colectiva resulta más económico.

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Cenizas

La incineración individual también permite recuperar las cenizas del animal en una urna. Incluso, en Animal Crem, existe una sala de velatorio. ¿Y qué hacemos con las cenizas después? Si las recogemos, lo mejor será atesorarlas, porque arrojarlas por ahí tampoco está permitido. «No hay una legislación para las cenizas de los animales, se extiende la de los humanos. No se pueden echar al mar, salvo mar adentro, a un número determinado de millas de la costa, ni enterrarlas, lo mejor es tenerlas en casa», explica Juan Pedro Díez, quien recomienda la incineración porque, además de ser más higiénico, se dignifica al animal.

«Con la incineración se le da a la mascota el estatus de ser uno más de la familia, como ya marca la ley. Y cada vez se hace más. Si hace veinte años, cuando empecé con Incican había que 'empujar' a los dueños, ahora cada vez más nos buscan y no solo para perros y gatos, también hemos incinerado conejos, hurones, tortugas… y lo más raro, un pez pequeño», reconoce Juan Pedo Díez. Desde el Colegio Oficial de Veterinarios de La Rioja recuerdan que a los animales que mueren hay que darlos de baja en el Censo de Animales de Compañía y recomiendan, por salubridad, la incineración, nunca enterrarlos en lugares públicos.

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