Tener una mascota, sobre todo un perro, es una responsabilidad que hay que saber cumplir. Un animal doméstico tiene unas necesidades que su dueño debe cumplir porque dependen de él. Si, por ejemplo, no nos gusta pasear, es mejor no tener un perro porque el ... perro necesita pasear. Y hay que ser conscientes de que pasear al perro no es dar la vuelta a la manzana para que el perro mee en una farola, eso no es lo que el animal necesita. Todos podemos estar acuciados por el trabajo o circunstancias personales durante un día o una época y pasear menos de lo que deberíamos al perro, pero deben ser excepciones que el animal sabrá perdonar porque en otros momentos podrá disfrutar de un paseo más extenso.
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«Lo primero, es ideal poder sacarlos tres o cuatro veces al día, con un paseo de al menos 45 minutos, de manera que los demás pueden ser más cortos», explica Ana Rodríguez, educadora canina de Dejando Huella, quien recomienda intentar no coincidir con horas punta en las que haya más tráfico y más gente estresada por llevar a los hijos al colegio o por llegar al trabajo. De hecho, La Ley de Bienestar Animal de La Rioja señala el deber de los poseedores de animales de compañía, que, aunque parece básico y de sentido común, resulta necesario obligarlo: «Proporcionar la posibilidad de realizar el ejercicio necesario, al menos dos paseos diarios en el caso de perros, así como una atención y manejo acordes con las necesidades de cada animal». Y es que lo que el perro debe hacer en los paseos es, además de sus necesidades fisiológicas básicas, también socializar con otros perros y, sobre todo, a enriquecerse con el ambiente. «El animal sale a relacionarse con otros perros, otros olores, temperaturas, texturas… a investigar, así que también es ideal que utilicemos materiales amables, como arnés y correa larga, si es que no los podemos soltar», recomienda Ana Rodríguez.
Lo óptimo, por supuesto, es que el perro pueda estar suelto para que tenga libertad total de movimientos y el paseo sea más provechoso. Hay muchos olores que a nosotros nos pasan desapercibidos y a los perros les atraen y, si están atados, seguramente no podrán disfrutarlos como quisieran. Por eso la educadora de Dejando Huella aconseja, si no tenemos una zona de esparcimiento canino cerca donde poder soltar al perro sin restricciones, trasladarnos al campo y soltarlos allí. «Quizá en nuestro día a día no se pueda, aunque ahora que los días son más largos resultará más fácil, pero es bueno intentar hacerlo una o dos veces por semana, a ser posible que no sean seguidos», señala Ana Rodríguez.
Y es que cuanto más y mejor esté paseado un perro, más equilibrado estará y contribuiremos a su felicidad. «Los perros necesitan moverse, investigar, relacionarse y desarrollar el olfato, que es su sentido más importante. Y eso solo lo pueden hacer al aire libre oliendo plantas, rastros y a otros animales», apunta Rodríguez. Y por qué no decirlo, pasear al aire libre, sobre todo en la naturaleza, es un ejercicio que también será beneficioso para el humano.
«Salir significa salir. No vale bajarlo al parque cercano y sentarnos en el banco a jugar con el móvil mientras el animal permanece atado a nuestro lado. Por supuesto, tampoco vale usarlo como excusa para bajar al bar y dejarlo amarrado a la farola de enfrente», advierte Rosa Roldán, educadora canina y felina de Perrygatos. «Salir a pasear significa disfrutar del paseo», señala Rosa Roldán, aclarando además de que hay que adaptarse a la climatología y al animal. Por ejemplo, en días muy calurosos o lluviosos, es posible que al perro no le apetezca tanto pasear y sea necesario con uno más breve, aunque en esos casos deberíamos adaptarnos nosotros y sacarlo a primera o última hora del día, cuando hay menos temperatura. Y un animal joven siempre necesitará más actividad que uno mayor, que se conformará con algo tranquilo.
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Si llueve u otras inclemencias atmosféricas nos hacen reducir el paseo y nuestro perro se ha quedado con ganas, deberíamos suplir ese tiempo con dedicación a la mascota en casa enseñándole trucos o jugando con él. «Además de ejercicio físico, los perros necesitan activar su mente e iniciarse en los principios de educación canina básica como una forma de aprender a comportarse en sociedad. Eso supone tiempo y dedicación, en algunos casos mucho tiempo, además de unos mínimos conocimientos para comprender su conducta», explica Rosa Roldán. En definitiva, en el dúo perro-hombre ambos deben disfrutar del paseo o no disfrutará ninguno.
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