¿Quién educa al educador canino?

Ana Rodríguez Benito es fundadora y coordinadora de Dejando Huella, un proyecto especializado en intervenciones asistidas con animales que trabaja con personas mayores, personas con autismo y con problemas de salud mental, además de impartir clases de educación básica para perros y de cachorros. Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid y máster en Inteligencia emocional por la UNIR, también ha impartido talleres sobre intervenciones asistidas en la Universidad de La Rioja. «De manera oficial, durante muchos años solo han tenido formación los agentes de los cuerpos de seguridad del Estado, después empezó a haber formación por parte de entidades privadas y actualmente hay muchas formaciones, algunas no regladas pero valiosas. Es muy importante que haya prácticas con profesionales», señala Ana Rodríguez, quien opina que cada vez hay más trabajo enfocado a la psicología humana que a los perros. «No solo vale conocer el comportamiento animal, también hay que saber trabajar con las personas», declara Ana Rodríguez, con diecisiete años de experiencia y que recuerda sus inicios con El Recreo Canino, Fundación Bocalán, LealCan Adiestramiento... si bien confía en la formación continua. De hecho, actualmente cursa otro máster de Dirección y gestión sanitaria.

Rosa Roldán es graduada en Trabajo Social por la Universidad de La Rioja y se ha formado con la Asociación Nacional de Adiestradores Caninos Profesionales y European Association of Canine Professionals, además de cursar el máster de Psicología clínica y educativa animal. En 2011 fundó Perrygatos, proyecto de educación, adiestramiento y modificación de conducta canina y felina. «Creo que todos los que estamos en este mundo empezamos entrenando con los propios perros y gatos hasta que esa pasión se convierte en una forma de vida y un trabajo que cada vez exige una mayor especialización y formación para dar un mejor servicio», explica Rosa Roldán, quien añade haber cursado primeros auxilios, cuidados e higiene, intervenciones asistidas... «Actualmente no existe una titulación oficial que se pueda cursar en los canales educativos públicos, la oferta es privada, aunque existe la posibilidad de someterse a un proceso de acreditación de las competencias profesionales adquiridas a través de la experiencia laboral y vías no formales de formación para acceder a una certificación profesional», apunta Rosa Roldán, dividiéndose esta en adiestramiento de base y educación canina e instrucción canina en operaciones de seguridad y protección civil.

En este sentido, Roldán reconoce que, al no haber regulación específica, no se puede hablar de intrusismo pero sí de irresponsabilidad en el caso de asumir tareas para los que no se está preparado, si bien afirma que en algunas comunidades existe un registro de educadores-adiestradores para amparar a los profesionales del sector. Todo lo anterior se refiere al ámbito canino, en el felino la formación es menos específica. «Si consideras a tu perro o tu gato parte de tu familia y necesitas asesoramiento para mejorar la relación, ponte en manos profesionales que puedan orientarte adecuadamente y de forma individualizada a vuestra situación», aconseja Roldán.

Por otra parte, el veterinario Carlos Bustillo, de la clínica veterinaria Bustillo de Logroño, subraya la inexistencia de una legislación o formación reglada, una disyuntiva similar a la de los auxiliares de veterinaria, que cuentan con cursos de capacitación pero sin homologación oficial. «Desde el Consejo General de Colegios de Veterinarios de España se ha criticado la nueva Ley de Bienestar Animal, y se han presentado alegaciones, porque se faculta a los educadores caninos a controlar la protección animal, incurriendo en un grave error puesto que no existe esta figura de manera reglada, no hay una legislación», advierte Carlos Bustillo.

El veterinario va más allá y habla, incluso, de intrusismo profesional. «Los únicos que tenemos conocimientos reglados y homologados, y estamos capacitados, somos los veterinarios, tenemos esa capacitación porque estudiamos Etología y sabemos tratar el comportamiento incluso desde el punto de vista médico, y creo que es la única manera de facultar a alguien», declara Carlos Bustillo, quien apuesta por impartir formación reglada frente a un negocio. «A veces se ven problemas importantes, como perros con miedos tratados por adiestradores sin capacitación y que incurren en problemas graves para el animal», expone Bustillo.