El conejo, mascota alternativa

Una de las principales razones para tener a un conejo como mascota es que no tiene tanta dependencia del humano como los perros o los gatos. «La gente los tiene porque requieren menos compromiso, tiene menos esperanza de vida y no provoca tanto destrozo. Es una buena solución para mucha gente», expone Joaquín Laliena. Y es que hay quien, aunque le gusten los animales, quizá no puede para pasear a un perro, por eso un conejo puede ser una solución.

La familia de María González tiene a Lina, una coneja belier de 2 años, y con ella viven en Logroño. «Empezamos con un periquito y al final nos hicimos con tres, pero como no se dejan achuchar, queríamos un animal que poder acariciar. No queríamos un perro por los paseos y pensamos en un conejo», reconoce María, que ya ha tenido perros antes. «Un conejo no es como un perro o un gato, que le lanzas un juguete y te lo trae, pero la convivencia es buena, mi hija la adora y es un miembro más de la familia», asegura María.

«Nunca había tenido uno y estamos encantados, le gustan mucho las caricias, es muy mimosa», añade María, si bien reconoce que son animales más independientes, aunque como perros y gatos, si tiene hambre le ronda y se lo hace saber. «Está todo el día suelta en casa, salvo cuando nos vamos, que la metemos en su jaula para que no se suba a los muebles», detalla María.

Como con todas las mascotas, la alimentación ha mejorado y se ha especificado mucho. Lo ideal sería que comieran un 70% de heno seco, más pienso y verdura, advierte Joaquín Laliena. Eso sí, la salud hay que cuidarla especialmente. Conviene desparasitarlo y vacunarlo periódicamente. Si lo paseamos al aire libre hay que tener precaución en los jardines que transiten perros y gatos por los parásitos que puedan transmitir estos. «Además de vacunar anualmente de mixomatosis y de la enfermedad vírica hemorrágica, que se transmite por picadura de mosquito y hay mucha prevalencia en Logroño por ser una zona húmeda, al estar situada la ciudad entre los ríos Ebro e Iregua, hay que tener cuidado con el encephalitozoon, un parásito que se transmite por micropartículas que las podemos traer a casa desde fuera», advierte Laliena. Los síntomas son que la cabeza del conejo se ladea y presenta un cuadro nervioso, una enfermedad desagradable pero con tratamiento efectivo.

Con los cuidados necesarios, el conejo también puede ser un animal doméstico. «El conejo, la primera vez, sorprende por la interacción y el afecto, puesto que les gusta que los acaricien, buscan contacto y cariño. Suele tener mucho carácter y se convierte en el que manda, son muy territoriales», expone Laliena. Y, eso sí, como a cualquier otra mascota, aunque tenga su jaula como refugio y lugar de seguridad, conviene sacarlos a pasear, que disfruten de cierta libertad, en gran medida, para que puedan realizar ejercicio físico, que es una de las maneras de que tengan buena salud, junto con los tratamientos veterinarios y la alimentación adecuada.