Por supuesto, los gatos, como cualquier ser vivo, solo tienen una vida. Pero lo cierto es que su capacidad de salir airosos de situaciones comprometidas ha dado forma al dicho popular de que el gato tiene siete vidas. Tal vez el accidente más común que ... sufren los gatos son las caídas desde una altura considerable, a menudo intentando cazar un pájaro o un insecto. «Los gatos son cazadores temerarios a los que, por instinto, les gusta pasear por terrazas y ventanas abiertas. Un pájaro volando o una mosca pueden resultar un estímulo lo suficientemente poderoso como para que el gato olvide dónde se encuentra y se precipite al vacío», expone Rosa Roldán, educadora canina y felina de Perrygatos.
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Los desniveles que los felinos encuentran dentro de casa normalmente no suponen un problema para ellos, sin embargo, sorprende más cómo son capaces de sobrevivir a una caída desde el interior al exterior, a veces desde varios metros de altura. «Aunque son animales muy ágiles, no es raro que por una distracción o un error de cálculo acaben con sus huesos en el suelo. El alto índice de supervivencia a estas caídas libres se debe a que adoptan instintivamente la mejor postura para amortiguar el golpe, de ahí su fama de tener siete vidas», explica Rosa Roldán. Pero una cosa es salir con vida de la caída y otra hacerlo ileso. Muchos gatos sufren lesiones internas o fracturas que a nivel veterinario se denomina 'síndrome del gato paracaidista'.
Y es que los felinos desafían a la física y se estiran antes del impacto para amortiguar la velocidad de caída, aterrizando con las patas, flexibles y musculosas. La web Catit.com habla de que en 1987 un gato sobrevivió en Nueva York a una caída de 32 pisos, con un diente roto y daños en los pulmones, y que en 2012 otro gato en Boston apenas sufrió magulladuras al caer desde una altura de 19 pisos. En cambio, hay felinos que, a una distancia menor, se hacen más daño, incluso mueren por el impacto, y eso es porque también necesitan una distancia mínima, lo que se traduce en tiempo suficiente, para poder adaptarse con su cuerpo a una caída segura y salvar la vida.
«Los gatos son muy curiosos y al apoyarse en las ventanas y curiosear, ya que siempre están alerta por su instinto cazador, sobre todo en días lluviosos y ventosos, se resbalan y caen», describe el veterinario Carlos Bustillo, de la clínica veterinaria Bustillo Veterinarios de Logroño. «Las lesiones que se pueden producir dependen en gran medida de la altura, pero lo más grave es que se dañen la columna vertebral, quedar con parálisis parcial o tetraplejia, aunque también puede haber contusión pulmonar y cerebral. Increíblemente, hay animales que, cayendo incluso de un sexto piso, apenas sufren una pequeña fracturita y nada más», advierte Carlos Bustillo, quien también señala que la presencia de tendederos en la trayectoria de caída puede ayudar a frenar la caída. En cualquier caso, queda claro que los gatos no tienen siete vidas. «Al contrario, son animales muy delicados con patologías muy diversas. Un problema muy importante es que un gato empieza a presentar sintomatología cuando ya está muy enfermo, no son como un perro, que son más subjetivos», subraya Bustillo.
Resulta esencial que un gato que ha sufrido una caída importante siempre pase una revisión veterinaria para detectar si sufre lesiones internas, aunque aparentemente parezca que ha resultado ileso. La asociación protectora Colaboración Animal de La Rioja cuenta con gatos en adopción que sufren algún tipo de parálisis. «Hay veces que atendemos casos en los que realmente creemos que los gatos son súper duros o que realmente han utilizado alguna de sus supuestas siete vidas», reconoce Rosa López presidenta de Colaboración Animal. Habla, por ejemplo, de Satán, un gato aparentemente atropellado en Navarrete pero al que se le detectaron restos de perdigones en la médula, por lo que perdió la sensibilidad en las patas traseras. «Su pronóstico era muy malo y la valoración veterinaria, la eutanasia. Entonces decidimos darle un buen baño para devolverle la dignidad y al cuidarlo con mucho amor y paciencia, Satán pasó a ser un gato normal, aunque con sus peculiaridades», explica Rosa López. Y es que juega, se enfada y disfruta de la vida como los demás, aunque con sus limitaciones. Tal es así que fue adoptado y ahora hasta es 'instagramer' (@satanadospatas).
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Colaboración Animal cuenta con gatos en adopción que sufren problemas parecidos a los de Satán, como son Lucifer y Azrael. Aunque los nombres no inviten, en un principio, a la adopción, Rosa López asegura que con animales autónomos y cariñosos. «A nosotras, nuestra experiencia nos dice que las discapacidades están en nuestra mentalidad. Ellos no las tienen ni les suponen ningún trauma. Quieren seguir viviendo», opina Rosa López.
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