¿Hay que bañar al gato?

Carlos Bustillo, veterinario de la Clínica Bustillo de Logroño, expone que no es recomendable, solo lo sería si el gato es dócil y está sucio. «No es necesario bañarlos porque el gato tiene un nivel tremendo de acicalamiento, ellos mismos se limpian lamiéndose continuamente. Lo que sí hay que hacer es cepillarlos para eliminar el pelo muerto y restos de caspas», explica Carlos Bustillo. El auto acicalamiento del gato es una labor a la que el animal puede dedicar hasta 8 horas al día. Para ello cuentan con una lengua cuyas papilas son carentes de receptores de gusto pero con forma de gancho, a modo de peine. «El baño puede ser muy estresante para los gatos y eso hay que evitarlo porque son muy sensibles y lo van a pasar mal, además de que los olores extraños, como el del champú, no les gusta», aclara Bustillo.

María González es dueña de dos gatas, Ari y Lola. «A Ari no la he bañado nunca ni creo que lo haga porque los gatos nunca huelen y ellos mismos se lavan súper bien. Pero a Lola me ha tocado más de una vez bañarla porque, al tener el pelo largo, se ensucia más, aunque solo lo he hecho en casos más extremos, si no, con el cepillado es suficiente», explica María. El acicalamiento del gato no es solo una conducta de higiene, también de termorregulación y de sociabilización. Si hay más de un gato en casa lo normal es que se limpien entre ellos. Es más, que dejen de hacerlo puede ser un signo de alarma.

Rosa Roldán, experta en conducta canina y felina y directora de la escuela Perrygatos de Logroño, confirma que, en condiciones normales, si son animales bien cuidados y sanos, no es necesario bañarlos. «Todo depende del caso, pero son animales limpios de por sí, lo que necesitan, sobre todo, son cepillados y revisión de ojos», explica Rosa Roldán. Hay casos en los que la limpieza por parte del humano sí es recomendable. «Los cachorros se ensucian mucho con la comida y hay que limpiarles morro y patas, quizá no bañarles, con una toallita húmeda puede valer. Y los gatos enfermos también se ensucian en el arenero por problemas de movilidad. O, si son de pelo largo, además de baño pueden necesitar un corte de pelo», detalla Roldán.

Olor a hogar

Hay una razón al margen de la autonomía de los gatos, y son los olores. «Los gatos trabajan con las feromonas, se orientan por olores y son animales territoriales. Si los bañamos, eliminamos esos rastros y se pueden volver huraños porque ya no estarían cómodos en su territorio», advierte Roldán. Cuando el humano llega a casa es habitual que el gato lo revise y se restriegue con él para impregnarle del olor doméstico. «Aunque sean animales que no salgan de casa, al traer nosotros olores extraños nos marcan continuamente para que olamos a hogar», explica la educadora felina. Es más, puede que si un gato pierde la visión se oriente, sobre todo, con el olfato, por lo que los olores les resultan fundamentales. «Si los bañamos mucho, o limpiamos toda la casa a la vez, los podemos despistar y es hasta contraproducente para su comportamiento», subraya Roldán.

No obstante, a veces resulta inevitable bañar al gato porque se ha ensuciado y ni su poderosa lengua solucionará el incidente. Entonces hay que operar con cuidado. «Si hay que bañarlos por algún motivo, primero hay que habituarlos, no asustarlos sino ir poco a poco, respetando sus tiempos y empleando productos específicos porque no tienen nuestro mismo ph. Y hay que secarlos muy bien para que no tengan humedad bajo el pelaje», recomienda Roldán.