Un sorteo raro, largo y nada saturnal

No hubo colas de ciudadanos pasando la noche al raso el entono del Teatro Real de Madrid. Sí algún friqui a las puertas del teatro. No hubo, por tanto, público en el patio de butacas por primera vez en la historia del sorteo, esta vez el más atípico de los últimos años. Los periodistas, la mitad que otras veces, como los niños de San Ildefonso que cantaron los premios. Todos con mascarilla, restricciones de movilidad y rodeados de mamparas de protección y limpiadoras. Faltaron en la sala los estrafalarios personajes que aportan colorido con su disfraces, poco atentos a cómo caen los 50.000 números de la suerte del bombo grande buscando pareja en el pequeño, el de los premios, para aproximarse, como Júpiter y Saturno lo hacían de madrugada en el firmamento.

Con sus 84 años, Manoli Sevilla, acudió por octavo año consecutivo a las puertas del Real ataviada con un gran bombo. Llegó a las siete de la mañana. No lo hizo antes «por miedo a una multa». «Se podían haber autorizado unas 20 o 30 entradas y dentro guardar las distancias, como en otros actos», reclamó. También viajó desde León otro habitual, Juan Manuel López. Acudía por séptimo año y, como siempre, ataviado con su disfraz de 'Obispo de la Lotería'. Manoli Sevilla llevaba más de 30 décimos. Juan López 'solo' había comprado ocho.

Dos loteros, uno gallego y otro andaluz, escondieron décimos en sus barrios y dieron pistas a sus vecinos para localizarlos antes del sorteo. Fernando Toubes, propietario de la Librería Galicia y lotero en la Rúa Ourense, en Lugo, decidió repartir gratis «una serie» de décimos escondiéndolos por varios puntos del barrio de San Antonio y dando pistas para hallarlos. Jesús Ibáñez hizo lo propio en Almería, escondiendo entre el mobiliario urbano otros diez décimos. El responsable de la administración de lotería número 13 de Almería explicó que así hacía suyo el lema de la campaña publicitaria del Sorteo Extraordinario de Navidad: «Compartir como siempre. Compartir como nunca».

La gasolinera La Chasnera, en Granadilla de Abona (Tenerife) volvió a repartir suerte. Vendió dos décimos del Gordo y 20 décimos de un quinto premio, el 86986, y algunos menos del 19571, el tercer quinto. Con 10.000 habitantes, Granadilla recibió la fortuna en 2017, con 3,2 millones que se quedaron allí repartidos entre un décimo del Gordo 22 del segundo y 20 del quinto. Poco después cayó 'El Niño' y en 2018 repartió otros 26 décimos del Gordo, nueve del cuarto premio y 13 del quinto.

La asociación de Familiares de Personas con Alzhéimer y Otras Demencias de Novelda (Alicante) repartió entre allegados y vecinos del municipio 500 décimos, unos 2,4 millones de euros, de uno de los quintos premios, el 86986. Carmen Martínez Escolano, directora de la asociación, contó que cada año eligen un número distinto y esta vez fue «por pura casualidad». La asociación atiende a 48 personas con el mal de Alzheimer «Estamos flipando, es increíble», dijo la agraciada directora, que se quedó con un décimo y repartió varios más entre sus familiares.

Todas las teles conectaron con el Real de buena mañana, pero Canal Sur Televisión cortó a las 8.30 horas su emisión, en la primera de las dos jornadas de huelga convocadas por el comité de empresa de la RTVA, justo cuando comenzara la emisión especial del sorteo. Los trabajadores protestaban por recorte presupuestario de 14 millones de euros acordado por el PP, Ciudadanos y Vox.